domingo, 20 de febrero de 2011

Kokoschka y su muñeca de Alma Mahler

Esta historia va de cuando Oskar Kokoschka, enfant terrible y tardío de la Secesión vienesa, se enamora de Alma Mahler, novia de Europa y viuda de Austria, y de cuando ella le deja y él encarga una muñeca a tamaño real de su amor, para poder sacarla a pasear y contemplarla en silencio.

Alma 1909 portrait.jpgOskar Kokoschka
Los novios, en 1909.
Debió ser esta de una de esas relaciones pasionales en las que uno solo sale de la cama para viajar (todo vienés de bien lo hacía, y Alma era pianista, viuda de Gustav Mahler, y había sido amante de un jovencísimo Walter Gropius y de un bastante viejo Gustav Klimt, así que definitivamente lo era) o en el caso de Oskar, para pintar.

Oskar Kokoschka Windsbraut
La Novia del viento (1913), obra maestra de Kokoschka y que muestra a los amantes en máxima pasión.
El visceral y violento Kokoschka se enamora de Alma en 1912 y durante los años que dura su relación, la pinta repetidas veces. Todo muy pasional y violento, propuestas de matrimonio y abortos a parte (Oskar guardará durante toda su vida el trapo manchado de sangre que sostuvo a su único hijo, eso es amor de padre), el tormento y el éxtasis les dura hasta hasta 1914, aunque él la quiso siempre.

Alma se harta del niño grande (provocador, masoquista, y terriblemente celoso) y lo chantajea para que se enrole en el ejército (casi nada). Al final le convence Adolf Loos, y con el dinero que obtiene por La Novia del Viento (1913), se compra un caballo para meterse a la caballería más snob del Imperio Astrohúngaro. Oskar es herido de gravedad en la dichosa guerra, pero Alma se niega a verlo moribundo: ¡no creo en sus heridas, no creo en ese hombre! - dijo ella. Mientras tanto, Alma retoma el contacto con Walter Gropius, se aman muchísimo, y al año siguiente se casan en Berlin.

¿Y qué sucede con Oskar? Que se va a Dresde como catedrático no lo soporta, no soporta la soledad, y encarga a una fabricante de muñecas de Munich, Hermine Moos, una muñeca a tamaño real de Alma, con todo lo que ella conlleva (caderas anchas, cavidades practicables...todo esto lo sabemos porque conservamos las cartas, no porque yo sea una malpensada). Le cuesta año y pico recibirla, pierde un pastón, y la maravillosa piel de la muñeca resulta estar forrada de plumas. Enorme decepción.

La realista muñeca, como Hermine Moos la trajo al mundo.
La tiene en su salón, vestida con las mejores galas, incluso algún periodico cuenta como se presentó con ella en el palco de la Ópera una vez, cada uno en sus respectivos asientos (!!!!), pero ese objeto del demonio ni siquiera puede satisfacer sus deseos sexuales. Sin embargo, es el modelo ideal: Koskoscha la pinta una y otra vez, a modo de exorcismo personal, hasta que se harta de ella.

Kokoschka Woman in Blue
Mujer de azul (1919), por Kokoschka.
Y entonces, llega lo mejor del asunto. En 1919, en su casa de Dresde, Kokoschka da una gran fiesta, con mucho sexo, mucha música y mucho alcohol. En un ataque de ira, saca la muñeca al jardín, y la decapita con una botella de tinto. Al día siguiente la policía irrumpe en la casa, ante el aviso de los vecinos de que el pintor tenía a una mujer desnuda y  decapitada, chorreando sangre, en su jardín. Kokoschka había sido acusado de asesinato.

Pobrecito Pigmalión. Lo realmente guay de la historia, es que vista con más profundidad, la historia incluye a todos los austriacos guays del momento (Freud psicoanalizó el matrimonio Mahler, Schomberg incluso le pintó el funeral al maestro...), con excepción quizás de Schiele (otro pobrecito enfermo).

martes, 15 de febrero de 2011

Megalomania I: Giorgio de Chirico

Antes de empezar esta serie, me gusta decír que adoro la megalomanía en los artistas (en los de verdad, los que no llevan h): me parece algo intrísenco sin lo cual seguramente no habríamos podido disfrutar de sus obras (ni yo tendría trabajo ni estudio; en el mejor de los casos estudiaría iconos realizados sin la mano del hombre). Pero eso no quita que muchos artistas me provoquen una hilaridad, más o menos naïf (que no ingenua), o que piense que son gilipollas.

Es el caso de Giorgio de Chirico, pintor genial que moría por la boca. Griego cuando le convenía (para ser más clásico y atemporal que nadie), aunque otras veces quería y juraba ser italiano y de noble ascendencia (cuando crece en el Imperio Otomano, de de madre italia y padre griego pero de familia croata), y realmente de formación artística alemana (estudia Bellas Artes en Munich).
¡Mirenlo qué guapo, ya convertido en una estatua griega (por Max Ernst)!
Tipo listo y con dinero, no duda en demostrar su conocimiento a amigos suyos, como Peter Grazst, compañero en la Academia, a quien en 1910 escribe esta bellísima carta:


" (...) Lo que he creado en Italia no es grande o profundo (en el viejo sentido de la palabra), sino terrible. Este verano he pintado cuadros que son los más profundos que en general existen. Debo explicarle las cosas un poco, porque seguramente, desde que usted está en el mundo nadie le había dicho una cosa así.
Antes de todo, ¿sabe usted, por ejemplo, cómo se llama el pintor más profundo que ha pintado en este mundo? Probablemente usted no tenga una precisa opinión sobre esto. Se lo diré yo, se llama Arnold Böcklin, es el único hombre que ha pintado cuadros profundos.
¿Y sabe usted como se llama el poeta más profundo? Probablemente, usted me hablará rápidamente de Dante, de Goethe y de otra gente. Están todos malinterpretados – el poeta más profundo se llama Friedrich Nietzche.
Cuando le decía a usted que mis cuadros son profundos, habrá pensado, seguramente, en enormes composiciones de gente desnuda esforzándose por superar algo, así como los pintó el artista más estúpido: Miguel Ángel.
Adán, esforzándose en hacer algo (¡y no poco!)
No, querido amigo, son cosas completamente diferentes. La profundidad, tal como yo la entiendo, y tal como la entendió Nietzche, se encuentra en todos los sitios en los que no se ha buscado hasta ahora. Mis cuadros son pequeños, pero cada uno es un enigma, cada uno contiene una poesía, una atmósfera, una promesa que usted no podrá encontrar en ningún otro cuadro.
Es una terrible alegría para mí el haberlos pintado. Cuando los exponga, será una revelación para el mundo entero, cosa que sucederá verosímilmente en Munich esta primavera.
Además, estudio mucho, sobre todo literatura y filosofia, y tengo la intención, más tarde, de escribir libros (ahora, quiero decirle una cosa al oído: soy el único hombre que ha entendido a Nietzche, todas mis obras lo demuestran) (...)".

El enigma del día (1914), cuadro que lleva horroridánzome meses,
 con un Cavour que no es Cavour, y una plaza turinesa que realmente estaba en Munich.

Indudablemente era un tipo listo: ¡era el único que había entendido a Nietzche! No fue una revelación para el mundo (aunque le diera una en la plaza de Santa Croce: curioso como a Stendhal le dió un desmayo dentro, y a los erasmus españoles cualquier día les dará un coma etílico) : no sería hasta varios años más tarde cuando Picasso y Apollinaire lo encontraran y lo juzgaran válido aunque extraño (qué narices hacía un tipo pintando columnas en su cubista París). Breton, y los Surrealistas, tardarían unos cuantos más en encumbrarlo. Pero no, él no era surrealista: nadie lo entendía, él era simplemente profundo.

Cine de Artistas I: Frida (2002)

Admitamoslo, las biografías de artistas suelen ser una mierda (y es una pena, porque anda que no hay realidades que superen cualquier ficción...). Pero a una le gustan mucho, que para eso es lo suyo. A menudo suelen perder rigor histórico a chorretones, pero como dijo Apollinaire en 1917 (cultismo al canto, que me sirve para cualquier cosa) :
Cuando el hombre quiso imitar la acción de andar, creó la rueda, que no se parece a una pierna. Del mismo modo ha creado, inconscientemente, el surrealismo… Después de todo, el escenario no se parece a la vida que representa más que una rueda a una pierna.

Es decir, que al cine vamos íbamos a ver películas, y no a que nos cuentan la verdad. Este tipo de películas tiene casi siempre algo en común (quizás se me escapen las más "recientes" y aún pendientes de visionado Seraphine, afamada por la crítica y Visión, aunque la vida de Hildegarda de Bingen me interese bien poco más allá de su sonoro nombre): suelen adentrarse en el profundo mundo interior del protagonista (que para algo uno es artista), en sus problemas amorosos/sexuales (que para uno algo es artista) y con el alcohol y/o las drogas (recalco, ¡qué para algo uno es artista!), y en defintiva, se convierten odas random a la aceptación personal (vaya, para esto no hacía falta ser artista, aunque para lo otro, tampoco). Es estos posts hablaré de mis favoritas, y la primera es indudablemente, Frida.

Veamos un poco de ficha técnica, y un trailercito (que para variar no me gusta nada, pero en inglés es todavía más hilarante)

Con un aire entre telenovela y superproducción hollywoodiense (en mi opinión, más que buscado, y que lo convierte en una de las bazas definitivas de la película, porque el melodrama biográfico de Frida también osciló entre esos extremos), llegó incluso a los Oscars (y ganó 2, el de Mejor Banda Sonora creo que muy merecido). Creo que Frida es buena por las siguientes razones:

  • Hace bella la fealdad, como se debe hacer en cine. Por muy fea que nos pongan a Salma Hayek, siempre será infinitamente más bella que Frida Kahlo (no es muy difícil); por random guy que pueda ser Alfred Molina, siempre será más bello que Diego Rivera (cosa que es también casi obligada): ¡si hasta Geoffrey Rush haciendo de Trostki está atractivo! Por no hablar de Ashley Judd o Mia Maestro, que son atractivas siempre, aunque no tengan gran parecido con quien representan.
  • Se salta fechas y acontecimientos históricos a la torera, especialmente de la juventud de Frida, y sobre su accidente, verdaderos momentos clave. Pero proporciona unas escenas cinematográficas muy muy dignas.
  • Tiene cameos inapropiados y absurdos, pero a su vez, tremendamente lógicos: reunir (bravo, Salma, que para eso produce) en un mismo film a la Hayek, Alfred Molina y Diego Luna es una especie de epítome del mexicanismo de bien, en el que solo falta Iñarritu y Gael García Bernal (recordemos que acompañan en la banda sonora y con breves cameos la viejísima Chavela Vargas, emotiva como ella sola “esa mujer no canta, llora” – me decía un amigo – y Lila Downs, que para mí es como una Frida cantando y de la que ya hablaremos en otra ocasión), de ese mexicanismo progre en el que Machete, Tarantino o Nadine Velázquez  de Me llamo Earl no podrían incurrir jamás. Ese mexicanismo bonito, florido, mariposón (anda, recursos de la obra de Frida por todas partes) y contruido detalladamente, como la propia Frida (o más bien Rivera, y este es otro asunto) habría querido, con ricos vestidos de paletos para apoyar mejor a la patria. Además, sale Antonio Banderas, ya que no puede haber film latino sin él, en uno de sus cameos más desustanciados.
        Pero el mejor y más absurdo cameo es sin duda el de Edward Norton como Rockefeller Jr., es decir, como paradigma de la americaneidad, del capitalismo y de la odiosa gringolandia. Y no podría haber elección mas acertada para el bajo público, de esos que consideran El Club de la Lucha la mejor peli de los 90 (y no diré que no lo sea, aunque no creo que lo sea) y a Norton un outsider post-romántico e incomprendido. Coincidencia maravillosa, ya que para mí también era la imagen de los white U.S.A. desde hace tiempo. Qué gran visión.
  • Hay sexo. De adolescentes, de solteros, de casados, de infieles, de tullidos, en armarios, interracial, sexo erudito, sexo comunista, sexo por todas partes. Y la verdad, rebajan bastante el asunto (la alusión a Josephine Baker podría haber sido más explícita), porque debió haber mucho más. Pero así, se puede crear un melodrama de mujer maltratada que ¡solo quería ser libre! (y no digo que no lo fuera, lo creo firmemente, pero Rivera no era el único infiel).
  • El continuo aire de superación, que hace que uno se sienta mejor consigo mismo durante toda la película (¡pero si una barra de metal le atravesó el cuerpo en dos, se pasó toda su vida con dolores, acabó perdiendo la pierna, su marido se la pegaba hasta con su hermana! Mi vida es genial), que paradójicamente acaba mal (aunque se omita milagrosamente, vemos desde la primera escena que a Frida no le queda mucho). ¿Y qué? Uno se siente bien: se sienten bien los enfermos, las mujeres maltratadas, las mujeres engañadas, la gente que tuvo un desengaño amoroso, una crisis económica…¡Y quién no la tuvo alguna vez!
  • Y, lo que es más importante, y lo que más me gustó, es que tiene una plástica especialmente FIEL a la de la obra de Frida, y como muestra un botón, aunque hay muchos más (contiene un spoiler que no será tal si alguien sabe un poquito de historia). 


La recomiendo muchísimo. Veanla, sinceramente. Yo lloré, bailé, y me sentí feliz y mejor persona. Y, eruditismos a parte, no es mal modo de iniciarse en la vida y la obra de la pintora.

Declaración de intenciones, y bienvenidos al blog

Otro blog, espero que no falle tan pronto como los demás. Esta vez, hago juramente solemne de evitar cualquier solemnidad.

Como argumento de autoridad, diré que los Surrealistas adoraban tanto la alta (ser ricos, leer a Freud a Weininger y otros germanos con bigote, a raros como Lautremont...) como la baja cultura (cuentos populares, películas horríbiles que no hubieran ni llegado a una Serie B, pulps, comics...esas cosas que ahora se han convertido en alta cultura para freaks, vamos.) y siguen siendo considerados un cenáculo intelectual, le crema de la intelectualidad. Esto es, un grupo de gafapastas (que no eran de pasta, aunque muchos sí que llevaban gafas) pretenciosos que iban de espontáneos. Y por eso me gustan tanto. Ustedes verán.

Tristan Tzara, medio surrealista y con media gafa. Un primor.

Sicalipsis es una preciosa palabra, por cierto.