sábado, 21 de mayo de 2011

Viene posteado por su gran actualidad


Señor Presidente: ¿Me permitís que, agradecido por la bondadosa acogida que me dispensasteis, me preocupe de vuestra gloria y os diga que vuestra estrella, tan feliz hasta hoy, esta amenazada por la más vergonzosa e imborrable mancha?

Habéis salido sano y salvo de bajas calumnias, habéis conquistado los corazones. (...) Puesto que se ha obrado tan sin razón, hablaré. Prometo decir toda la verdad y la diré si antes no lo hace el tribunal con toda claridad. Es mi deber: no quiero ser cómplice. Todas las noches me desvelaría el espectro del inocente que expía a lo lejos cruelmente torturado, un crimen que no ha cometido.

Por eso me dirijo a vos gritando la verdad con toda la fuerza de mi rebelión de hombre honrado. Estoy convencido de que ignoráis lo que ocurre. ¿Y a quién denunciar las infamias de esa turba malhechora de verdaderos culpables sino al primer magistrado del país? (...)

Se murmuran hechos terribles, traiciones monstruosas y, naturalmente, la Nación se inclina llena de estupor, no halla castigo bastante severo, aplaudir la degradación pública, gozar viendo al culpable sobre su roca de infamia devorado por los remordimientos... (...)


Tal es la verdad, señor Presidente, verdad tan espantosa, que no dudo quede como una mancha en vuestro gobierno. Supongo que no tengáis ningún poder en este asunto, que seáis un prisionero de la Constitución y de la gente que os rodea; pero tenéis un deber de hombre en el cual meditaréis cumpliéndolo, sin duda honradamente. No creáis que desespero del triunfo; lo repito con una certeza que no permite la menor vacilación; la verdad avanza y nadie podrá contenerla.

Hasta hoy no principia el proceso, pues hasta hoy no han quedado deslindadas las posiciones de cada uno; a un lado los culpables, que no quieren la luz; al otro los justicieros que daremos la vida porque la luz se haga. Cuanto más duramente se oprime la verdad, más fuerza toma, y la explosión será terrible. Veremos como se prepara el más ruidoso de los desastres. (...)

En cuanto a las personas a quienes acuso, debo decir que ni las conozco ni las he visto nunca, ni siento particularmente por ellas rencor ni odio. Las considero como entidades, como espíritus de maleficencia social. Y el acto que realizo aquí, no es más que un medio revolucionario de activar la explosión de la verdad y de la justicia.

Sólo un sentimiento me mueve, sólo deseo que la luz se haga, y lo imploro en nombre de la humanidad, que ha sufrido tanto y que tiene derecho a ser feliz. Mi ardiente protesta no es más que un grito de mi alma. Que se atrevan a llevarme a los Tribunales y que me juzguen públicamente.
Así lo espero.




   Émile Zola
París, 13 de enero de 1898

jueves, 19 de mayo de 2011

Rossini y el autoplagio

¿Tiene que ser necesariamente material nuevo lo que se publique aquí? En al menos seis años de foros y blogs, y cuatro de carrera, creo que he escrito algunas cosas entretenidas de leer. El asunto es que me parece un poco vago, y aunque todos lo hacemos, voy a intentar justificarnos con un argumento de autoridad, admitiéndolo desde el principio y procurando que no suene a vaga excusa post-moderna.




¿Conocen todos la celebérrima obertura de El Barbero de Sevilla, de Rossini, verdad? Espero que también conozcan esta maravillosa y ya muy celebrada versión, con magnífica letra tanto en inglés como en español. Ahí lo dejo.

Gioachino Rossini, uno de mis compositores favoritos, estrena en 1816, con gran éxito, El Barbero de Sevilla, su ópera buffa más famosa y que hizo reír al mismísimo Beethoven. No era su primera ópera. Por ejemplo, un año antes, en 1815, había estrenado Elisabetta, regina d'Inghilterra, en la que conoció a su futura mujer. La ópera empezaba de la siguiente manera.


Anda, qué casualidad. Pero la casualidad mayor es que la pieza venía de una de sus primeras óperas, una ópera seria llamada Aureliano in Palmira, que estrenó en 1813 sin mucho éxito, y que empezaba tal que así (más o menos, youtube no tiene otra cosa).


Y eso que se supone que la obertura es el resumen de la obra (y que por ello, se suele componer al final), que además aquí tienen tramas completamente diferentes. Rossini escribió una de sus piezas más famosas siendo más joven que yo, y le dio fama unos años más tarde.

Joaquinito jovenzano.

Si Rossini puede, yo también.  Mejor repetir que aburrir, ¿no?

Confesión.

Supongo que lo de los blogs es como lo de los amigos a los que te encuentras por la calle y dices que ya les llamarás. Quieres hacerlo, y sabes que debes hacerlo, pero la pereza te pueda y lo vas dejando y dejando (que no me lea casi nadie, y que menos gente todavía comente, no es un incentivo).

Por otra parte, no quería convertir este blog en el enésimo blog personal, pero supongo que lo que escribo igual es el reflejo de mi persona. Lo que creo que me convierte es una artistilla megalómana, sicalíptica, un poco bollera y que se tortura bastante. Lo que tampoco está mal, y no es del todo mentira.

Mis excusas para no escribir son muchas y todas ellas muy válidas, desde exámenes y fiestas de guardar (como el fantabuloso y sicalíptico Lunes de Aguas, uno de los mejores motivos para festejar de toda la península) a un cumpleaños que me hizo darme cuenta de que me hacía mayor, y un largo viaje inesperado a Venecia. De todo esto hablaré, supongo.

Por otra parte, sigo sin saber que dirección darle al blog. Si hablar de lo que me gusta, si comentar textos que quizás a alguien pudieran interesar, o si ir comentando lo que me sucede en esta vida de Cicerón que voy llevando últimamente. Además del miedo continuo a hacer una entrada de algo que adoro y que no sea lo suficientemente buena.
Descubrí a Vittorio Zecchin, de la Secesión veneciana, y me gustó mucho.
Así que aquí les presento mis disculpas.