jueves, 18 de octubre de 2012

Queja (o la supuesta insoportable levedad)

Cada vez estoy más convencida de haber nacido en la generación equivocada. No hablo ahora de ese (falso) apego al pasado, que por una parte está cada vez más de moda, y que por otra, es la fundamentación de las cosas más diversas, entre las cuales se encuentra este blog. Ahora hablo del estudio, los estudios, y la edad. Por una parte, todas las semanas me encuentro con gente diciéndome que ellos a los 10 años ya trabajaban: hipérbole (aunque posible) aparte, ¿tengo yo culpa de la ilegalidad cometida con ello?

Pero luego están, los de que "yo con tu edad casi tenía el doctorado". Partiendo de que esto es MENTIRA, porque observando los vaivenes del sistema educativo español, el que fuera doctor con 23 años era un privilegiado (y seguramente, no solo mentalmente, sino que había contado con más de una "ayudita" institucional); por otra parte, si supieran ustedes los requisitos y deberes de los doctorandos en edad de prejubilación, seguramente les perderían el respeto. ¿Tésis hechas sobre 10 casos clínicos? Las he visto. ¿Tesis de 20 páginas? También. ¿Saben ese año que no se dieron cursos de doctorado de Historia en la Universidad se Zaragoza porque un profesor (muy querido, y eminencia merecida, no lo negaré) SE OLVIDÓ DE DARLOS? Otro día seguiremos con esto, pero vayamos a lo objetivo.

Algo que parecen ignorar mis maduros compañeros, padres, profesores y estanqueros doctorados (todo el mundo es más listo que tú, más trabajador y tiene más títulos que tu en este país), es que ahora se entra a la universidad el año en que se cumple los 18, y eso si has ido a año por curso; tal es mi caso- Me tocó estudiar una licenciatura, que como todas, ha durado 5 años (quise hacerla en 4 y si no hubiera sido por convalidaciones, lo hubiera podido lograr); viendo el percal, no me quejo. Con Bolonia, se eliminaron los cursos de doctorado y se sustituyeron por un master de investigación obligatorio más la matriculación de la tesis durante un máximo de 3 años (creo que son 4 prorrogables, pero ya veremos). La diferencia es, esencialmente económica, para variar: másteres que en una universidad pública te cuestan unos 3000 euros y que son "obligatorios" (tampoco es obligatorio estudiar una carrera, claro...aunque parezca que sí) más 500 euros cada año de matrícula de tesis. Porque sí, por existir. Menos mal que no voy a poder hacer la tesis en 15 años, como muchos de mis profesores...Es más, es posible que mi generación la acabe antes que algunos que nos han dado clase. Parece ser que para el año que viene, según ultimísimas noticias, vuelven a implementar "actividades de formación obligatorias" en los programas de doctorado. Ojo, que no me parece mal el concepto, pero que seguro conllevarán más aporte económico.

Así que siendo brillante, brillando cual supernova, uno no puede llegar a ser doctor antes de 27 o 28. Pues nada, arderé en el infierno por ser "tan vaga" de no serlo con 23. Tampoco se puede conseguir méritos para una plaza sin ser doctor, porque no se puede llegar a nada sin ser doctor. Esto, en España claro.

Todos nos reímos mucho y escandalizamos cuando a un (y a dos, y a tres) ministro alemán le descubren una tesis copiada, pero ¿cuántas tesis infumables (porque sí, 13 tomos son infumables: una cosa es la documentación y otra la síntesis, que es igualmente tu trabajo) e inéditas lo serán? Temblaría España, creedme.

Sinceramente, estoy cansada del "ustedes son ignorantes porque no han dado la carrera de Historia del Arte conjunta con Geografía e Historia". Parece ser que soy ignorante por nacer cuando nací. Está clarísimo que un geógrafo va a ser mejor geógrafo porque estudió numismática y paleografía, que un historiador dará lo mejor de sí tras dominar el action painting o que un historiador del arte (español) conociendo el caudal de los afluentes del Volga. Está clarísimo que dos años de especialización dan de sí mucho más que 5 (o 4 o los que querais poner). Claro que sí, campeones.

Se me acusa de no estudiar literatura, como si yo diseñase mis planes de estudios. Como por si no dar literatura (o no tener una asignatura para ello, más bien), te impidera leer, o te impidiera decirles a tus amigos de filología o de periodismo (casos concretos que espero que no ofendan) que ese libro que les han mandado en tercero de carrera es el peor de la producción de tal escritor. Como si el que no pagues por estudiar algo te vetase de la cultura. Se me acusa de no estudiar historia (además, en falso, porque la libre elección está para algo), cuando esta nuestra carrera es de las pocas que estudian historia, de la prehistoria hasta tiempos recientes de cosas tan importantes como América o el Lejano Oriente. Y así podríamos seguir, y no parar. ¿Acuso yo a los historiadores de no conocer 400 pintores impresionistas? O mejor, ¿de olvidarse de un efímero papa de la pornocracia? ¿De cometer errores sobre las dinastías de Siam?

Yo me he llevado gritos por no saberme, de buenas a primeras (no para examen, vaya), los años exactos del reinado de Constantino VII Porfirogéneta, o por no haber estado en Rusia (claro, lo deseas y automáticamente te teletransportas...). Un doctor (que por mucho que quiso, no pudo ser catedrático) que hablaba con incoherencias gramaticales y, lo que es mucho más divertido, publicaba con faltas de ortografía nos acusó de no haber estudiado paleografía. ¿Le acusé yo de no saber utilizar un Power Point? Espero que hayan pensado que no. Quizás habría que habérselo dicho a la misma señora que manda a sus alumnas a fregar, diciéndoles que si trabajan no deberían estar en la universidad...Una pena que gracias a esos trabajadores que se dejan el sueldo en la matrícula muchos de estos que se quejan tengan trabajos, oye.

Pero esto no es una queja sobre los historiadores, ni mucho menos: es una queja institucional. 

Dicho esto, retomo de nuevo (oficialmente) el blog, agraviada porque 
1) No es de recibo escribir algo malo
2) No es de recibo escribir cosas ya sabidas, pero...
3) No es de recibo investigar, porque si investigo y publico, ya no será inédito, y como esto es un blog divulgativo habré perdido una valiosa oportunidad.
4) Fiesta, que fantástica fantástica es la fiesta, esta fiesta con amigos y sin ti (algo que tiene muchas lecturas académicas). No tengo nada más que decir.

jueves, 16 de agosto de 2012

Frankie & Johnny (eran amantes)


Es muy probable que en alguna ocasión hayan escuchado alguna de las más de 200 versiones existentes del tema “Frankie & Johnny” (must have en cualquier karaoke nortamericano), pero lo que no es tan probable es que sepan que tiene más de 100 años y que estuvo basado en una historia real. En 1930, el joven John Huston (sí, aquel del Halcón Maltés y otras joyas), fanático de la canción, decidió escribir una obra de teatro sobre el tema y viajó por todos los Estados Unidos en busca de la verdadera historia de Frankie y Johnny: aquí ustedes podrán leer la historia real y las falsas, mucho más deliciosas si cabe, de una historia que se forjó con el blues, con el country, con el recién nacido rock & roll, y que llegó a las pantallas incluso en forma de melodrama del neohollywood.



Pero empecemos por el principio. Frankie & Johnny es una Murder ballad que comenzó a grabarse con la letra actual a mediados de los años 20, pero que se publicó por primera vez en 1904, aunque según otros, ya existía desde la Guerra de Secesión. Sea como fuere, sus intérpretes de principios del siglo XX, la vendían como basada en un hecho real acaecido en St. Louis en 1899.

La canción, en sus infinitas variantes, viene a decir lo siguiente: Frankie y Johnny (o Albert) eran amantes, pero un día Johnny engaña a Frankie con una tall Nelly Bly (o Alice Pry) y cuando Frankie descubre la historia, dispara a Johnny. Los finales son diferentes, pero él siempre acaba muriendo: ella, ahorcada o en la cárcel. Es decir, esto es una historia de amor, celos, prostitutas, juego, alcohol, engaños y muerte. Si no les gusta, aún pueden dar la vuelta.





En 1929 cuando todavía era más un truhán (había sido boxeador, pintor callejero en París, militar y criador de caballos en México…)que un señor, un joven John Huston de apenas 23 años llegó a Nueva York con una obra de teatro bajo el brazo: se titulaba “Frankie & Johnny”, y trataba justamente de aquella canción que los americanos llevaban cantando 30 años. Huston había viajado por todos los States buscando las diferentes canciones de la canción y la historia real de Frankie y Johnny. Y la encontró.



En 1899, en St Louis (Missouri), una mujer llamada Frankie Baker había tiroteado a su amante Allen (y no Johnny) Britt. El St Louis Globe rezaba lo siguiente:
NEGRO DISPARADO POR MUJER. Allen Britt, de color, fue disparado y gravemente herido poco después de las 2 en punto de la mañana de ayer por Frankie Baker, también de color. El tiroteo sucedió en la habitación de Britt en el 212 de Targee Street y fue la culminación de una pelea. La mujer asegura que Britt había estado interesándose en otra mujer. La bala entró en el abdomen de Britt, penetrando en los intestinos. La mujer escapó después del tiroteo.

Según averiguó Huston, con Britt todavía convaleciente (pues tardó 3 días en morir), una balada sobre la historia ya rondaba las calles de St. Louis. Lo que el titular no contaba, y tampoco lo haría (explícitamente) Huston en su obra, es que Frankie Baker era una joven y rica prostitua bastante célebre en la ciudad: famoso era igualmente su gusto por el derroche. Y Baker derrochaba en Allen Britt, que con apenas 17 años se había convertido al mismo tiempo en su querido y su proxeneta. Al parecer, le gustaba mucho tocar el piano, los trajes caros y las mujeres jóvenes. Y Baker descubrió que Britt lo estaba engañando con una tal Alice Pryar, otra prostituta de 18 años. Según un vecino, Baker los sorprendió en el bar del Hotel Phoenix y tuvieron una gran pelea, tras lo cual cada uno marchó por separado. Bitt volvió a casa al amanecer, Baker amenazó con matar a Pryar…Y ahí comenzó la pelea final. Fuera como fuera, Britt murió tres días después, y Frankie fue juzgada, alegó que fue en defensa propia y le salió bien la jugada. Aunque en muchas versiones de la historia, Frankie acaba en la horca o, al menos, en prisión.







Vamos por tanto con unas versiones tempranas, anteriores a la obra de Huston. Según leo, la primera version registrada de la canción, como “Frankie Killed Albert” es de 1904 y del entonces muy famoso Hughie Cannon (que había compuesto la tan parecida “Won’t you come home, Bill Baley?”, uno de los primeros hits de la nueva música negra, y que basada en otro asesinato acaecido en St. Louis), pero la letra y la historia cambió sustancialmente a lo largo de los años, que transformó a Allen en Albert y luego en Johnny se graban por primera vez por Charlie Patton en 1922 (aunque en el video diga 1929). Como les digo, en sus diferentes versiones, la canción fue todo un éxito de las primera década del 20 en los Estados Unidos, y se cantaba en calles y clubs.


Pero sí queremos entender qué hizo a Huston interesarse por esta canción, tenemos que ir un poco más adelante en el tiempo. Si están observando los dibujos tan excelentes que Miguel Covarrubias hizo para el libro de Huston y que fueron clave de su éxito, verán que ni Frankie ni Allen son negros ni los escenarios pobres burdeles de St. Louis. Cuando los vi por primera vez, poco antes de buscar como una loca el libro del cual les hablo, pensé que Frankie me recordaba mucho a Mae West. Lo que no sabía es que era Mae West.

En 1928, una no tan joven, aunque sí todavía por descubrir Mary Jane West llenaba un teatro de Broadway con su espectáculo Diamond Lil, en el que cantaba la ya famosa “Frankie & Johnny”. Huston vio la obra y quedó fascinado, aunque nunca sabremos si por West o por la canción. Mae era el tipo de mujer que Huston quería como Frankie: voluptuosa, segura de sí misma y de lo que era suyo, que no dudaría en disparar a un hombre si la traicionaba. Mae había estado ya en prisión, pero no por asesinato sino por escándalo público: su anterior obra de teatro, SEX, la llevó a la cárcel y a pagar una carísima multa, pero le dio una publicidad como sex symbol que aún no le ha sido arrebatada.


Huston marchó por los Estado Unidos y a mitad de 1929, volvió a Nueva York, queriendo ser escritor, con esta obra de teatro. Le presentaron a Miguel Covarrubias, que para entonces ya era muy, pero que muy famoso, y le ilustró la obra, quedando todos convencidos de que así se vendería mucho mejor. Miguel, un mexicano enamorado de los Estados Unidos, y Huston, un americano enamorado de México, serían amigos toda su vida. El libro salió a la venta en 1930, y fue un éxito instáneo. Tanto éxito tuvo que enseguida vinieron los singles…las películas…Películas para Huston, pero también para Frankie & Johnny… y para Mae.

En 1933, Mae West hizo su segunda película “She done him wrong”, salvando a la Paramount de la ruina, y como espero que ya hayan reconocido la historia es la misma. Con unas cuantes diferencias, claro: Frankie no es una prostituta mulata de St Louis, sino una madura cantante de saloon del Bowery neoyorkino, cuyo persona se basa en la Lady Lou con la que protagonizaba Diamond Lil. Y aquí la que engaña es Lady Lou, no su amante. Por cierto, fue esta película la que lanzó a la fama a un joven Cary Grant. Más que con la propia interpretación, me quedo con sus créditos y con su introducción de los Gay Nineties, sí bastante más parecidos a la historia original. Pero no se olviden del saloon, porque ahora seguiremos con ellos.


Las versiones se sucedieron, en música y en el cine. Proablemente la más interesante sea “Frankie & Johnny” (1936), con Helen Morgan como la mujer fatal, aunque aquí la historia se parece bastante más en la original. Todavía nadie se atreve a hablar de prostitución, o de actores negros, pero ya entran en escena el tema del juego y de los barcos del Mississippi. Pero los años pasaron, y llegó el rock n’ roll, las giras, y las baladas cantadas por hordas de personas.

Aquí entran en acción, por ejemplo, Jerry Lee Lewis, o algo después, Johnny Cash, que convierte a la pareja en un par de amantes: él, un famoso guitarrista que engaña a su mujer en sus giras. La historia la conocía muy muy de cerca, por cierto.


Pero entre tanto, también llegó Elvis Presley, a la música, a nuestros corazones, y lo que aquí nos importa: al cine. En la que es considerada su peor película musical, Elvis hizo de Johnny para la M.G.M. con “Frankie & Johnny” (1966). El film, como les digo, tiene la particularidad y el interés de ser un musical, centrado en los cantantes Frankie y Johnny, que trabajan a bordo de uno de esos barcos tan bonitos que surcaban el Missisippi. Si ven ustedes el tráiler, verán como esta es la más similar al libro de Huston, y por supuesto, a la estética de Covarrubias.

Aunque bueno, hay varias diferencias importantes: aquí Johnny es un bala perdida (chiste fácil al canto) que pierde todo su dinero en apuestas y poker, aunque que una gitana le lee el futuro y le dice que necesitaba a una bella pelirroja (símbolo inequívoco del pecado, donde va a parar) para recuperar su fortuna. La bella pelirroja, Nelly Bly, lo complicará todo, pero al final, cuernos constantes incluidos, todos acabarán bien y casados. En el single, Elvis-Frankie, asume (al contrario de lo que hace Cash) la culpa:  he done her wrong.

La canción ha visto versiones y versiones a lo largo de las décadas (las de los 60 no me motivan, pero no están nada mal… me dicen que hasta Lindsay Lohan la ha cantado, no digo nada…), pero pensando en las palabras con las que muchos años más tarde, un John Huston mucho mayor y ya oscarizado, dedicó su libro a una principiante Marilyn Monroe: “Marilyn, querida, hace muchos años, cuando apenas habías nacido, escribí esto para ti – la perfecta Frankie. Johnny Huston”.



Como John Huston pensaba en Marilyn, yo pienso en ustedes y en que muchos quizás no dominen en inglés…Como el tema trascendió, les dejó a mi Johnny particular, el truhán Fred Buscaglione, que aunque hizo una rima terrible (el inglés-italiano nunca ha sido muy fácil) creo que les trasmitirá muy bien la historia. Y al menos él tuvo narices de meter a una prostituta en la canción.


A mí me queda una única duda: ¿se despojó a la historia de su origen “de color” (odioso término, pero el español no tiene tantas sutiliezas como el inglés para el tema) por dignidad o por racismo? ¿O por puro sex appeal? La canción surge en un contexto de vaudevilles en black face y coon ballads, que no eran necesariamente degradantes pero creo que ya conocen un poco el género, pero por otra parte, la propia Mae West, icono sexual de la canción revalorizada, comenzó en los escenarios haciendo black-face acts, porque, como su inmediata predecesora, Sophie Tucker, era considerada demasiado gorda, fea y vieja para ser la protagonista blanca de un espectáculo. Ahí les dejo la reflexión y unos cuantos links.

Hay una versión en animación, oscarizada por cierto, que también merece la pena ver. Eso sí, solo para quien sepa inglés o tenga bastante imaginación. Rooty toot toot, bonita onomatopeya.

P.D. Terence McNally hizo una obra de teatro melodramática y que nada tiene que ver llamada “Frankie & Johnny: Clair de Lune”, que a su vez se llevó al cine en 1991 como “Frankie & Johnny” protagonizada por Michelle Pfeiffer y Al Pacino, pero como ya les digo, lo único que tiene en común es el nombre. Y además me descuadra el post.


miércoles, 15 de agosto de 2012

Más de 10.000 visitas en menos de un año, ¡gracias!

El otro día se me pasó celebrar adecuadamente las más de 10.000 visitas que llevamos (que llevo, pero así parecía más modesto). Se que esta es una cantidad irrisoria, sobre todo si tenemos en cuanta que muchas de  ellas vienen exclusivamente a buscar imágenes, pero para mí es toda una realización personal, teniendo en cuenta mi poca constancia y que este no ha sido un año precisamente desocupado.

Hace unos días coloqué una encuesta en el lado derecho, porque tengo muchas, pero que muchas entradas a medio escribir y si lo hago es con la sana intención de que alguien me lea. Así que anímense y voten lo que más les guste, que no les llevará más de 30 segundos.

En otro orden de cosas, vamos con un poquito de humor: las búsquedas más locas - sorprendentes - graciosas por las que la gente ha llegado al blog estos últimos meses, y un best of 
  • Las búsquedas, más sórdidas o más científicas sobre "hermafroditas". El mayor hit de los últimos meses, junto con la tapada limeña (aunque esto último tiene más sentido)
  • Centro de París: ¿cómo buscando cosas sobre el centro de París llegan ustedes aquí? Es como los que llegan con "arte" o "cuadros de Miguel Ángel". ¿No había varios millones de páginas antes en la lista?
  • Adam Driver desnudo: veo que uno de los personajes de Girls (la serie de la HBO que ha sido todo un éxito) y su afición a mostrar el torso os ha gustado (más que a mí).
  • Para colorear: inserte una película y "para colorear" que llegará aquí. No me explico cómo.
  • Belle Epoque. 1860. Hay gente que no tiene muy claras las cronologías
  • Bocetos de marinas dummy para pintar cuadros. Pues eso.
  • Cajal and fotografía erótica. Algún día les hablaré de Cajal y sobre cómo destacó en un años de universidad: hacía más pellas que ninguna y tenía una merecida fama de matón.
  • Chicas bien tapadas striptease. Gran coherencia.
  • Clara Miller Burd obras e ilustraciones. De la que nunca he hablado o citado nada.
  • Cosmovisión del hombre neoclásico.
  • Costumbres del perú.
  • ¿Cuáles fueron las primeras piernas aseguradas? Según tengo entendido, las de Misstinguet, pero podría equivocarme.
  • Dadaísmo enfermedad mental. Esta está bastante a huevo pero... Grosz al menos, la tenía, o eso opina Michael White.
  • Dibujos de pavos reales orientales y fotos de pavos reales orientales. Y La India María con su pavo. Y pavo real peluche.
  • Diligencia 1901 La Coruña.
  • El único hombre que ha entendido a las mujeres. ¿Quién les salió? Tengo curiosidad.
  • Eliza es la genio del disfraz sin par.
  • En qué se inspiro Mary Shelley para escribir el último hombre. Pues no lo se.
  • Erótica falangista. Juro que este es un tema que me intriga y lo investigaré. Si saben algo, aporten, por favor.
  • Frases para facebook de superación e imágenes de superación.
  • Historieta del fundamentalismo. Así, tal cual.
  • Jorobadas desnudas. Juro que esta búsqueda me fascina.
  • La furia de sicalipsis. ¿¿¿??? Se que me enfurezco a menudo, pero...
  • Las profecías. Enigmático.
  • Oskar guardará durante toda su vida el trapo manchado de. ¿¿¿¿¿????
  • Plutarco elías calles isadora duncan amores. Si el río suena...investigaré.
  • Portadas en color sepia de tradiciones y costumbres de los pueblos
  • Ruso amigo de chabela vargas muerto en df. ¿¿¿???
  • Vestuario de danza cristiana para mujeres


Entre otras...

Pues eso, amigos, no se olviden de votar.



lunes, 6 de agosto de 2012

El escenario te tiñó las canas: D.E.P Chavela Vargas

No acostumbro a escribir obituarios, pero la ocasión, tristemente, lo merece. Hoy 5 de Agosto de 2012 ha fallecido Chavela Vargas, una mujer que, según un amigo "más que cantar, lloraba" y cuya muerte me apena más de lo socialmente permitido para un desconocido. Chavela era, posiblemente, el último icono vivo de ese México lindo y querido que tanto me, que tanto nos, que tanto les gusta, aquel México de Frida y Diego a quienes ella tanto quiso. Se lo dejo en unas palabras de Elena Poniatowska, otra mexicana de pro:
Era un México pequeño, accesible, cálido, en el que se daba esa "cultura del encuentro" como la llamaba Sylvia Navarrete, los amigos llegaban a sentarse en un café a platicar. En el Sanborn's de la Casa de los Azulejos desayunaban Catita Sierra, Andrés Henestrosa, el Chato Noriega (...) México era una piñata llena de sorpresas y todos podíamos darle sin perder el tino. El país, recién salido de la revolución, florecía. La región más transparente sería la cuna de las artes. El orgullo de ser mexicano se mecía en la vestimenta de las mujeres, en los antojitos, moles y aguas frescas, en las colecciones de arte prehispánico, en el Tamayo’s pink, en el azul añil de la casa de Frida Kahlo, en el rigor de Luis Barragán, en los ángeles de papel de china que pintaba Chucho Reyes Ferreira en un dos por tres. José Vasconcelos había inventado la raza cósmica, ser moreno era una distinción, Dolores del Río lo confirmaba y los nuevos programas de educación ensalzaron al indígena, la visión de los vencidos fue la que prevaleció. Emiliano Zapata y Francisco Villa, grandes héroes populares, tenía un sex appeal que se prolongaba en los nuevos revolucionarios.

Posiblemente muchos de ustedes conozcan la vida y la obra de la Chavela. Chavela merece estar en Sicalipsis Now no por ser mujer, no por ser lesbiana, o por ser mexicana (parece que sea una constante en este último año); Chavela merece aparecer aquí porque Chavela fue el cambio: cuando la ranchera era un género masculino, cuando las mujeres decentes llevaban faldas largas y las indecentes las llevaban cortas, Chavella llevaba sus pantalones y cantaba las mismas canciones que los hombres, fumaba, se emborrachaba y se metía en peleas. Chavela salía con su gabán rojo, con su pistola, y cantaba las sandungas, las lloronas, y las macorinas. Y se bebía todo el tequila de México.

Fue José Alfredo Jiménez (el rey), quien le compuso muchas de sus canciones, el que la llevó a la música, primero a las calles y luego a los estudios: para entonces, Chavela, que nunca había sido especialmente bonita, tenía ya 40 años, era 1961, y el mundo deseaba y esperaba a una mujer libre, independiente, aunque sufridora, y que llevara, no solo literalmente, los pantalones. Chavela no tuvo una juventud fácil y eso le daba más puntos para con la intelectualidad. Chavela se convirtió así en un paradójico icono de la tradición, del México del tequila, las Lloronas y los narcos, pero a la vez era también la voz de la modernidad. Como (acaba) de decir Joaquín Sabina, "Chavela no vendía una voz, vendía un estilo": Chavela prescindió del mariachi y su tono festivo, y dotó así a las rancheras de un tremendo, aunque intrínseco, tono desolador.


Chavela siguió cantando hasta sus últimos días, hasta las últimas semanas. Fue España, mi país, el lugar donde dio su último concierto, tocando su nuevo disco con poemas de García Lorca. No se si esto debiera ser una ofensa o un honor, pero cuando Joaquín Sabina le cantaba aquello de "que el fin del mundo te pille bailando, que el escenario me tiña las canas" parecía una especie de profeta: Chavela muere hoy a los 93 años, después de una vida larga y completa, habiendo conquistado naciones, corazones y reconocimientos.

Cuando pienso en Chavela, me acuerdo de ese "tal José Alfredo" que también conocía Sabina (y que al fin, y al cabo, es también como le conocieron muchos de los que ahora me leerán), y no pienso en un rey, sino en una reina (fíjense en la letra si no la conocía). Les dejo con la música, que a fin de cuentas es lo que importa:


Yo sé bien que estoy afuera 
pero el día en que yo me muera 
sé que tendrás que llorar 
Llorar y llorar 
llorar y llorar 
Dirás que no me quisiste 
pero vas a estar muy triste 
y así te vas a quedar 
Con dinero y sin dinero 
hago siempre lo que quiero 
y mi palabra es la ley 
no tengo trono ni reina 
ni nadie que me comprenda 
pero sigo siendo el rey 
Una piedra del camino 
me enseñó que mi destino 
era rodar y rodar 
Rodar y rodar 
rodar y rodar 
Después me dijo un arriero 
que no hay que llegar primero 
pero hay que saber llegar 
Con dinero y sin dinero 
hago siempre lo que quiero 
y mi palabra es la ley 
no tengo trono ni reina 
ni nadie que me comprenda 
pero sigo siendo el rey.



La mayoría de culturas precolombinas creían que sus dioses habitaban en las montañas, por eso colocaban ahí sus santuarios, y cuando no podían, les construían montañas artificiales (las pirámides de plataformas) para acercar su morada a las ciudades. Justamente, Chavela se fue hace unos años a vivir junto a un cerro, el Chalchi, en Morelos, y allá, entre chamanes le vino le inspiración: poca gente, si alguno, saca un disco a los 93 años. 

Porque se puede vivir deprisa, pero no hace falta morir joven.

lunes, 30 de julio de 2012

La interpretación vívida, o porqué no me gustó "Chico y Rita"

"Preferimos caricaturas a fotografías (de figuras internacionales) simplemente porque buscamos una interpretación más vívida (gráfica, intensa)." - Editorial del Vanity Fair, Enero de 1933.

Esta fue una de las máximas del Vanity Fair y mientras la usó le fue bien: poco después, las revistas comenzaron a sustituir las impactantes ilustraciones a todo color por pobres fotos en blanco y negro. Algo parecido, una interpretación vívida, busco ya al ver una película de animación: me gustaría que la animación aportase algo que no se conseguiría en imagen real, que la animación no sea una excusa para atraer público.



Y eso es lo que me ha parecido Chico & Rita (2010), un reclamo en animación para una música excelente (tanto en la elegida como en la creada ex profeso para el film), con una historia regular y mil veces vista. Su director, Fernando Trueba, suele saber lo que hace (aunque todo lo que he visto de él me parezca más que sobrevalorado), y aunque reconozco su experiencia y mano en el tema musical, creo que la técnica y la estética se le han quedado muy grandes. Quizás yo esperaba la verba cubana de Massaguer, que al fin y al cabo era muy rico y muy blanco, pero me encontré con una exaltación interracial (totalmente lógica y deseable) y ¿transfolcklórica? (me refiero al final del film, y seguramente, sí, me he inventado el término).

No es mi creencia desaforada en que todo tiempo pasado mejor, pero creo que seguramente Mariscal no estuvo a la altura. La deliberada simplificación de las formas, que lejos de ser algo desmerecedor (comprueben si no mis apetencias por grandes señores como Miguel Covarrubias, Marius de Zayas o para que vean que esto no es una exaltación hispana, Ralph Barton o Al Hirschfeld), lleva aquí a una inexpresividad terrible, lo que aunada al horror vacui de los fondos escenográficos (muy ricos y casi fotográficos) me produce la sensación de estar en una de esas inconexas (visualmente hablando) aventuras gráficas de principios de los 90, particularmente incómoda por la multiplicidad de escenarios (alarde innecesario y mal llevado, en mi opinión). Con la excepción de una escena (que no consigo recortar, me refiero al sueño de Chico en el viaje de Nueva York), creo que no se aprovechan en absoluto los recursos que ofrece la animación. Mariscal es un diseñador, un artista en general, pero desde luego no es un gran dibujante ni animador: esto no es La Negra Tomasa (cuyo video de Compay Segundo produjo Trueba y diseñó Mariscal, vamos), sino un largometraje de hora y media que pretende ser una especie de Casablanca in black y sin censuras.

A su favor, tengo que decir estética, estáticamente, tampoco desmerece tanto, y el trabajo en la reconstrucción de La Habana pre-castrista (en gran parte desaparecida) es loable, mientras que los tipos y figuras sí responden a la estética del momento (véanse, por ejemplo, la revista Carteles). Que a mí me recuerden a la obra tardía de Covarrubias debe ser más bien obsesión.




Muy posiblemente, el excelente tratamiento musical de la película sea su mayor baza, con curiosos cameos como el de Freddy King Cole haciendo de su mucho más famoso hermano, o los del final de la película (del que si les hablo les estropeo al final), con guiños a cosas que al final quedan en casa (como el funeral de Chano Pozo, tan parecido al tema que realmente le dedicó Benny Moré unos años más tarde, cuando Bebo Valdés, el encargado de la música del film, ya tocaba para él).

La historia comienza en 1937, y no es un mambo o una rumba, es precisamente un bolero el el que vertebra una historia de amor y traiciones ("miente como mienten todos los boleros"*) y nos traslada a esa época de gloria de la música cubana, cuando el jazz y el bebop llegaban a la isla junto a ricos turistas americanos, y los músicos cubanos buscaban a su vez su gloria en un Estados Unidos que florecía ante, y gracias a esa invasión del arte criollo que ya mencionamos: lo afroamericano, lo hispano y lo brasileño gustaban, triunfaban y eran a menudo confundidos.





¿Hubiera sido tan célebre Chico & Rita si hubiera sido en imagen real? Probablemente no. Seguramente, hubiera sido alabada la banda sonora, incluso su leve tono de film social, que es con lo que me quedo. Les dejo unos ejemplos:

El Hotel Nacional de Cuba, país de mayoría no-blanca. Un negro podía entrar como servicio o como "acompañante".

"Yo tenía que estar en el sur con mi socio Dizzy Gillespie. ¿Pero saben por qué estoy acá? Porque allí tampoco podemos entrar en muchos lugares. Tenemos que usar la puerta de servicio en los hoteles, sentarnos en el asiento trasero de la guagua, y mear en servicios separados. Hay más hijos de puta comeñetes que en Cuba, chico." - Chano Pozo a Chico y Ramón
"Hay algunas cosas que no entiendo. La vida de un artista negro es verdaderamente fascinante. Aquí estoy, en este gran club, en este bello hotel, pero no puedo alojarme en él. Tengo que dormir en un motel fuera de la ciudad. De todas maneras, la gente me dice todo el tiempo que soy una estrella. ¿Qué pensais? ¿Qué tipo de estrella puedo ser?" - Rita, en terrible inglés, a su blanco público de Las Vegas.
Con todo esto, no quiero decir que sea una mala película, simplemente creo que les quedó demasiado grande. Espero que les guste más que a mí.

*Esto es de Joaquín Sabina en "La canción de las noches perdidas", pero no podía resistirme.

viernes, 13 de julio de 2012

¿Conocen a Miguel Covarrubias? Ya se lo presento yo si no.



En 1926, José Juan Tablada, una de las grandes figuras del modernismo y el periodismo mexicanos publicaba en la revista Social un artículo titulado "El arte criollo en Nueva York", el siguiente texto sobre Miguel Covarrubias:
La aventura del Covarrubias, el Benjamín, parece un cuento de hadas que pudiera comenzar así:
Érase un niño a quien una buena madrina le regaló un lápiz por cuya virtud podía convertir a los simples mortales en ogros, enanos, monstruos contrahechos o habitantes de la Luna y, por añadidura, ganar dinero en cambio de tales maleficios. Al café de México City donde Covarrubias disipaba sus tedios dibujando caricaturas, llegó una noche el Dr. Fausto y le dijo al oído:
—Chico, emigra. En Nueva York te esperan las flappers y la Gloria; los políticos y el ham-and-eggs, las estrellas de Hollywood y el moonshine; el chicle para mascar y el National City Bank.
Covarrubias, como un sonámbulo, echó a andar aquella misma noche y anduvo, bajo el sol y las estrellas, hasta topar con una casa luminosa que decía: Vanity Fair y adonde salió a recibirlo y abrazarlo el propietario Crownishield quien conmovido apenas pudo balbucir:
—¡Cómo has tardado Mike, Miguelito! Hace meses te aguardábamos…Aquí tienes tu mesa, lápiz, papel y mis cheques en blanco, pero ya firmados. “Help yourself Mike!”
Así hay que traducir el clásico: llegó, vio y venció.
En ese magazine Covarrubias se dio a conocer, allí cumplió veinte años hace tres días*; allí descubrió a los negros, rehabilitándolos en la estética, dotándolos de nuevas características, de una dinámica inédita, llena de insospechados ritmos. Y los negros lo recompensaron inspirándole las decoraciones de la Revue Negre que en estos instantes entusiasma a París con el color de sus escenarios y el frenesí de sus danzas.
Pero eso no es todo. El regocijado álbum de caricaturas que acaba de lanzar la casa Knopf bajo el título: El Príncipe de Gales y otros famosos americanos es también obra de Covarrubias. En ese álbum todas son mentiras, de aquellas que según Picasso expresan las verdades artísticas, pero hay una gran verdad, la leyenda de la autocaricatura del dibujante que dice:
¡Asesino!


Pero en 1926, la aventura aún no había empezado. Llevo prácticamente un año escribiendo sobre Miguel Covarrubias, pero hoy por primera vez lo haré aquí, con una breve aunque concisa entrada sobre este señor al que estoy dedicando mi tiempo, y de forma futura, mi trabajo. Hice, aunque con otra intención, un video-resumen (documentalito, lo llamó una amiga, aunque no lo hubiera definido así) sobre su persona, con gran cantidad de imágenes (aunque hube de desechar otras tantas). Porque si una imagen vale más que 1000 palabras, imaginen 15 minutos. Espero que les guste**:



Del porqué de la Banda Sonora, si es que necesita explicación:
- El primer tema es la Marcha de Zacatecas, considerada como una especie de segundo himno nacional mexicano, y en mi opinión, representante de aquel mundo de charrería y porfiriato en el que Miguel nació por los pelos. Más idílico hubiera sido poner alguno de esos grandes valses del porfiriato, pero eran deliciosamente deprimentes.
- El segundo es el trilladísimo de In the mood de Glenn Miller, tan paradigmático (como tópico) de Nueva York del Jazz. Tuve que ponerlo porque no conseguí el tema instrumental de Emperor Jones por Frankie Newton (que era la banda sonora en mi cabeza, y probablemente, la real).
- A cambio, está el tercer tema, el tema principal de Emperor Jones cantado por Connie Boswell, la mediana de las Boswell Sisters (que a mí me gustan bastante), un poco a modo de revindicación: el mundo del Jazz no solo fue negro, y las blancas también lo cantaban excelentemente .
- El cuarto tema es la archiconocida Rhapsody in blue de George Gerswhin, que coloco no únicamente por ser un conocido y perfecto paradigma de la música negra llevada a lo sinfónico, o porque Al Hirschfeld (amigo, compañero de estudio, discípulo en esencia de Covarrubias) la rediseñara en una elocuente sinfonía metropolitana para Disney, sino porque es el propio título de algunas de las ilustraciones que verán mientras la escuchan.
- El quinto tema es una de las tantas versiones de Frankie & Johnny, una de esas grandes murder ballads de la historia, en ese caso interpretada por Guy Lombardo.
- El sexto es el tópico idílico de La Adelita. Pero cantada por Nat King Cole, que para algo estaba en Nueva York.
- El séptimo es mi favorito y una verdadera joya: Planting Rice es una canción tradicional de plantación, que Katy de la Cruz, la gran estrella del vodevil filipino (que allí es bodabil), versionó en inglés (con parte en tagalo original) a finales de los 20 o principios de los 30.
- El octavo es una composición para piano de Colin McPhee (otro de los grandes artistas que fue a Bali), una reinterpretación de la música balinesa de gamelán, interpretada por su compañero (al menos de piso), el todavía más famoso Benjamin Britten.
- El noveno es la famosa Sandunga (Zandunga, en esta de Juan Arvizu), canción bien conocida y típica de ¿adivinan dónde? Del istmo de Tehuantepec
- El décimo es la Sinfonía India de Carlos Chávez, que además del más conocido compositor indigenista mexicano, fue el jefe (y buen amigo) de Covarrubias cuando trabajó para el departamento de danza.
-Y como no, el undécimo y de cierre es el ineludible México Lindo y Querido, idílico para un patriotismo reencontrado y sentimental.


Todas las canciones y grabaciones, excepto la grabación de la Marcha de Zacatecas, son "de época", quería un poco de verosimilutd en esto. El conjunto es paradójico: jazz de blancos, música balinesa de neoyorkinos, el epítome del corrido cantado por un negro, y una canción medio en tagalo cantada por una filipina que actuaba en el Chinatown de San Francisco. ¿No era también Miguel un poco de todas partes?

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*Se equivoca Tablada pues Covarrubias cumplió 20 años en 1924, sin que el artículo pueda haber sido escrito en esa fecha pues aún no había diseñado los escenarios de la Revue Negre.
**Y desgraciadamente, con esto les doy mi nombre y apellidos, así que supongo que las cosas se han puesto serias.

jueves, 5 de julio de 2012

La reinvención de Bali (1908-1942): los pioneros.


"Hoy casi todo el mundo ha oído hablar de Bali. Para algunos significa un pequeño sitio al que ir, uno de los muchos puertos de un crucero alrededor del mundo; a otros, les trae imágenes mentales de chinas morenas con pechos bonitos, palmeras, olas, y todas las nociones románticas que la convierten en un paraíso de los Mares del Sur. En general, la idea popular sobre Bali acaba aquí." - Miguel Covarrubias en The Island of Bali (1937).
Si casi todo el mundo había oído hablar de Bali en 1937, todo el mundo ha oído hablar de Bali en 2011: sin embargo, la idea general persiste. Bali es una isla de las muchas de Indonesia, más pequeña que la Comunidad de Madrid; hoy la habitan unos 4 millones de personas, pero a principios de siglo no llegaban a un millón.


¿Que le hace tan diferente del resto de Indonesia? Su religión. En Bali, se practica, aunque cada vez menos, una suerte de Hinduísmo sincrético único en todo el sudeste asiático: desde la difusión del islam en Indonesia en el siglo XVIII, Bali se convirtió en el refugió de los hinduístas.  De hecho, hay una leyenda, no tan desencaminada, que explica su fundación, y que por literaria debemos reproducir aquí (permitanme adornar un poco la tradución, que viene de Revolt in Paradise de K tut Tantri):
Hace siglos, cuando la India fue invadida por los mahometanos, un grupo de sacerdotes brahmanes decidió huir del país y buscar un nuevo hogar allende los mares en vez de someterse al conquistador. Tomando todas sus esposas, familiares y bienes materiales, los brahmanes se navegaron, y después de mucho vagar, desembarcaron en las costas de Java, donde decidieron instalarse en una hermosa llanura llamada Madjapahit. Allí prosperaron en paz durante trescientos años hasta que una gran cruzada islamista sacudió Java. Pero cuando la horda invasora estaba a punto de alcanzar a los hindúes de Madjapahit, un dios brahmán llamado Vishnu apareció y les prometió la liberación de su pueblo si se evaban Madjapahit y se marchaban a la costa oriental de la isla. (...) Hasta que muy agotados y exhaustos llegaron a la orilla de un pantano impenetrable, en el lugar que más tarde sería llamado Banjuwangi. Aquí los brahmanes esperaron, siguiendo instrucciones, hasta que el dios Vishnu apareció e invocó al pájaro sagrado hindú, Garuda, que milagrosamente transportó a todos, uno por uno, a la seguridad en el otro lado del pantano. Los musulmanes llegaron justo a tiempo para presenciar con rabia e incredulidad el milagro.
Al otro lado del pantano, los brahmanes rezaban y celebraban dando las gracias. Y mientras que los sacerdotes iban rociando agua bendita tomada de los pétalos de flores de la orilla del pantano, un segundo milagro sucedió. El hedor inmundo del pantano desapareció y fue reemplazado por un olor tan divinamente perfumado que parecía contener la esencia de cada flor que nunca había floreció en ese campo, que se llamaba Bali. Y entonces, ante los ojos de los felices brahmanes y  de los angustiados musulmanes, del pantano comenzó a  emenar agua fresca de manantial, al principio corría, luego formó charcos, y más tarde, inundó las hierba y las cañas, y finalmente, absorvió el pantano. Pronto, un gran mar embravecido separó a los musulmanes de los brahmanes y, Bali, separado de Java, quedó siempre  musulmana a salvo de la invasión. Porque, aunque los musulmanes consideraron continuar la conquista con barcos, las olas del mar ser conviertieron en una nueva montaña, mientras que la espuma hervía con furia. Los musulmanes se rindieron, y aunque posteriormente establecieron su supremacía en Java, nunca más se les ocurrió reclamar la isla de Bali.

Bali según Miguel Covarrubias.
Y de hecho, la isla quedó a salvo de la conquista durante muchos siglos. Quizás fuera el caracter religioso, quizás fuesen sus castas beligerantes, pero Bali fue la última gran isla de Indonesia en ser dominada por los Holandeses, que ejercieron una sangrienta conquista en las últimas décadas del siglo XIX, culminada con el asesinato del último Rajá unitario en 1906. Después los holandeses permitirían a las familias reales seguir ejerciendo cierto control sobre sus territorios (aunque siempre como gobiernos títeres), lo que les ahorraba mucho trabajo.
El cuerpo del Rajá tras el pupután de Bali (1906)
En los años 30 se generó una auténtica Bali-manía que, salvo periodos de conflictos bélicos, nunca ha dejado de aumentar. La popularización, y con ello, el descubrimiento, de la isla de Bali especialmente interesante porque surgió de una mezcla del turismo comercial (con la inicial oposición colonial), la antropología, el arte de vanguardia y el cine. Como esta Bali-manía todavía no ha acabado, creo conveniente que sepan de donde viene, y porqué fue beneficiosa para la isla no solo en términos económicos, sino también artísticos.

Si ustedes quieren iniciarse, o profundizar en la historia de Bali, deben tener en cuenta un par de cosas que les facilitarán tremendamente la investigación, y que yo hubiera agradecido saber de antemano:
-  Los nombres en Indonesia (hasta época muy muy reciente), no tienen apellido: únicamente lo adoptan cuando la persona necesita de algún documento legal en el extranjero, lo que produce situaciones más que graciosas. Sin embargo, algunas personas decidían ponerse uno, que elegían, tal como sucedía en nuestra Edad Media, y que puede ser el nombre el padre, su lugar de origen, su profesión, etc...
-   En Java, lo habitual es que las personas solo tengan un nombre (como Sukarno o Suharto), pero en Bali es habitual que tengan al menos tres; no se engañen, muchos de estos nombres, especialmente si van referidos a personas de alta alcurnia son palabras que indican su estatus, como por ejemplo Anak Agung y Cokorde (que indican los más altos cargos de la realiza, como por ejemplo los Rajás y sus herederos), Padmi (la esposa 1ª de un monarca) o Gusti (la posición más baja de su nobleza, algo así como nuestros barones).
-  Para complicar más las cosas, es habitual que los balineses cambien su nombre a lo largo de su vida, tras la muerte de algún familiar importante (pues muchos se llaman "Primer hijo" "Segundo hijo") o tras haber sobrevivido a alguna enfermedad mortal.

Pero a lo que íbamos. ¿Cómo pasó Bali de ser un lodazal a un paraíso de los Mares del Sur de los que aparecían en libros y películas? La época que nos atañe es la que va desde la conquista definitiva holandesa hasta la anexión japonesa durante la Segunda Guerra Mundial. En esta época se produjo el mayor cambio en habido en siglos, y que seguramente, todavía no ha sido superado.

Para 1900, el paraíso tropical era el Tahití de Gaugin; nadie había oído hablar de Bali. Cuando el gobierno holandés controló definitivamente la zona, y tuvo bien establecido un funcionariado, se dio cuenta que Bali era, aunque paupérrimo como tantos otros, una maravilla de la naturaleza: los primeros visitantes eran diplomáticos holandeses, militares que aprovechaban las paradas de los vapores y recaudadores de impuestos. ¿Por qué no había turistas? Porque no había manera de llegar a Bali: los cargueros rara vez hacían paradas largas, y por supuesto, no existían barcos de pasajeros que llegaran a la zona. Si se conseguía llegar a la isla, tampoco había carreteras, porque apenas había vehículos a motor, ni agua corriente o electricidad (excepto en los edificios de los altos cargos coloniales en la capital, Den Pasar); de hecho, los palacios de los rajás, cubiertos de oro y relieves, no tuvieron electricidad hasta después de la Segunda Guerra Mundial. Tampoco había hoteles donde quedarse: únicamente, una casa de huéspedes del gobierno colonial en Den Pasar, y unos pocos puestos de guardia en el resto de la isla, donde el occidental agradecido podría al menos tener una mosquitera y una lámpara de queroseno. 


Lo primero que hubo que solucionar, fue por tanto, la logística: comenzaron a realizarse folletos turísticos que hablaban de las bondades de la isla, en 1923 comenzaron a operar barcos de pasajeros entre Java y Singaraja (capital colonial, al norte de la isla), y en 1928, la casa de huéspedes de Den Pasar se reformó y abrió sus puertas al mundo como el primer hotel de Bali (el Bali Hotel), aunque los visitantes lo describían como una serie de celdas como camas de hospital. Comenzaron a importarse grandes coches americanos (sobre todo, Packards) y se crearon tours que enseñaban toda la isla en 5 días. 
Relieves que muestran a occidentales y sus coches, fotografiados por Rosa Covarrubias en The Island of Bali.
De este primer periodo, antes de que llegue a la isla, el gran revitalizador (Walter Spies), tenemos que destacar dos figuras importantes, que dieron a conocer Bali al mundo, o que quizás, crearon el mito de Bali, y cuya obra fue mucho más productiva que los intentos del  gobierno holandés por darla a conocer:

W. O. J. Nieuwenkamp fue un periodista y artista gráfico holandés, que llegó a Bali en 1904 y que asistió, en 1906, a la conquista definitiva, y destrucción de Den Pasar. Fue el primer artista que visitó Bali, y se interesó no solo por sus paisajes sino en aprender a pintar a manera tradicional de la isla. Publicó, en 1910, el primer libro importante sobre Bali, en clave de Art Nouveau, compuesto esencialmente por dibujos a tinta en color sepia, que le hizo ser bastante conocido en Holanda.
Me resulta tan parecida al Cabaret de l'Enfer de París...
Sin embargo, el turista lo conocerá más bien por estar representado, en bicicleta, en un relieve de un templo de Medwe Karang, al norte de Bali.




Gregor Krause fue un médico alemán que trabajó en Indonesia para el ejército holandés en los años previos a la Primera Guerra Mundial. Llegó a Java en 1910, y en 1912 fue transferido a Bangli una aldea del interior de Bali donde tomó centenares de fotos y apuntes, además, de obviamente, ejercer la medicina occidental. Tras los devenires de la Primera Guerra Mundial (ejerciendo en Sudáfrica, encerrado en Londres), publicó en 1920 su libro "Bali 1912", con más de 400 fotos y texto del autor.El libro se hizo especialmente conocido, especialmente tras su traducción al inglés en 1926, y fue el "culpable" de la venida de muchos de los artistas que comentaremos después, a Bali. Como las fotos disponibles son muchas (aunque no están todas), he hecho un pequeño video donde pueden verlas mientras escuchan música de gamelán (conjunto tradicional balinés).




Las fotografías de Krause y los dibujos de Nieuwenkamp culminaron en la primera exposición de Arte Balinés, que se realizó en Amsterdam en 1918.

lunes, 2 de julio de 2012

Paolo Garretto (1903-1989), un ciudadano sospechoso


Hubo un tiempo en que todas las revistas americanas de cierta importancia publicaban la obra de Paolo Garretto: sus dibujos invadían también los quioscos franceses, alemanes, italianos e ingleses. Pero Paolo, uno de los mayores maestros del diseño publicitario y editorial de los años 20 y 30, cayó en desgracia con el inicio de la Segunda Guerra Mundial: Garretto fue para americanos, franceses italianos y alemanes, un ciudadano sospechoso. Por supuesto, en esto tuvo mucho que ver su relación juvenil con el fascismo. 


Garretto había nacido en Nápoles en 1903, y desde muy pequeño le gustó dibujar. Cuando tenía apenas 10 años, a su padre, un investigador de la Universidad de Pisa, le encargaron escribir una historia de los Estados Unidos, y la familia se mudó allí a tal efecto; sin embargo, Garretto padre fue llamado a filas en 1919 y la familia volvió a Italia, viviendo brevemente en Florencia. Cuando acabó la Guerra, el padre consiguió una plaza de profesor en Milán, y la familia se trasladó nuevamente: ahí Paolo, motivado por su talento innato, se inscribiría en la Academia de Bellas Artes de Brera, donde su apetencia por el cubismo y el futurismo le causó más de un problema con sus profesores.

Tenemos que entender que eran tiempos de rebelión, especialmente entre los jóvenes, que encontrándose en un mundo tan diferente del de sus padres, descoyuntado por el descalabro de la Primera Guerra Mundial, se esforzaron en ser completamente diferentes de ellos (actitud que no cambia aunque las guerras sí que lo hagan). En Italia, en el mundo del arte, surgieron dos opciones bien diferentes como oposición a la “normalidad”: el cubo-futurismo (la opción de Garretto y de los más radicales), fermentada antes y durante la Guerra entre los círculos más experimentales, y la Vuelta al Orden, tendencia general europea en la post-guerra, que daría ejemplos muy interesantes en la Escuela Romana; ambas opciones encontrarían puntos intermedios en la Pintura Metafísica y el naciente Realismo Mágico, pero este no es el caso de Garretto.

   

El estilo de Garretto se basaba en la simplificación de las formas en figuras geométricas elementales, que unidas a un uso atrevido del color aerografiado, producían icónicas, aunque punzantes, representaciones de las celebridades, que más tarde encajarían a la perfección con la nueva estética del Art Decó. Garretto no solo experimentó con la gráfica, lo hizo también con la técnica: realizó caricaturas en arcilla, y collages con tejidos, elementos metálicos e incluso alas de mariposa. 

En 1921, Garretto padré aceptó una nueva plaza de profesor en Roma y Paolo aprovechó para inscribirse en la Academia de Bellas Artes de Roma para estudiar arquitectura, aunque él quería ser periodista. Con sus nuevos amigos, comenzó a frecuentar el célebre Café Aragno, el mismo en el que se reunían actores, políticos, artistas y escritores (de Marinetti a Pirandello, de Robertho Longhi a Antonio Baldini); aquí nacerían algunas de las más importantes revistas artísticas, como La Ronda o Valori Plastici. En medio de comida y café humeante, el joven Garretto comenzó a dibujar a las celebridades. Un día, el periodista Orio Vergani, alabó su caricatura de Pirandello y le instó a vender sus dibujos a los periódicos romanos. El negocio no fue del todo mal: durante aquellos años, se dedicó a escribir, a dibujar posters y caricaturas e incluso decorados para el cine: Fred Niblo, que en aquellos años rodaba en Roma Ben Hur (1925, la protagonizada por Ramón Novarro), le contrató como traductor y escenógrafo.

El Aragno en los años 20.

Pero Garretto no saltaría a la fama por estas vicisitudes. Ya hemos mencionado que tras la Guerra, la sociedad italiana (especialmente los jóvenes, siempre airados y rebeldes) se dividió hacia dos extremos diametralmente opuestos; en el caso de la política, estos fueron el Comunismo y hacia el Fascismo. Y odiando, desde que tenía verdadero uso de razón, a los comunistas (le traumatizó el asesinato de la Familia Real Rusa, o cómo su padre volvió brutalmente herido, y sin sus condecoraciones de la Guerra, de un homenaje al Soldado Desconocido), Paolo optó por lo segundo.

Cuando recordaba sus años de juventud, Garretto hablaba siempre de esta decisión como un gran error, pero recordaba también cómo muchos italianos optaron por el fascismo no por su afinidad real, sino por el odio a los comunistas y anarquistas (que, recordemos, en Italia habían sido verdaderamente violentos). En la Academia, en el Aragno, casi todo el mundo se volvió fascista, aunque Paolo no se les unía por temor a su padre, que odiaba tanto a comunistas como a fascistas. Pero ante una nueva serie de destrozos en su barrio, Garretto se fue directo al Fascio a inscribirse, aunque le relegaron a las juventudes porque aún no tenía los 21. El único problema que Paolo tenía con los fascistas, no era ideológico, sino una cuestión de estilo:
"No me gustaba la forma en que iban vestidos: sólo tenían una prenda en común: la camisa negra. Como resto del uniforme, llevaban lo que les apetecía, como pantalones largos de cualquier color. Así que me diseñé un uniforme completamente negro – camisa, pantalones de caballería, y botas. A mis amigos les gustó el atuendo y lo copiaron. De hecho, cuatro de nosotros, Mario y Carlo Ferrando, Aldo Placidi y yo, éramos conocidos como los Mosqueteros".
Por pura casudalidad, este grupo de inexpertos estudiantes se convirtió en la Guardia de Honor de Mussolini. Cuando en 1922, Benito Mussolini tomó el poder en el parlamento y marchó con sus tropas a Palacio para dar un últimatum a Vittorio Emanuele III, encontró casualmente al grupo.
"Mussolini y los otros líderes fascistas se nos acercaron. Los Mosqueteros estábamos formando, y cuando Mussolini nos vio en nuestros nuevos uniformes preguntó a Gino Calza-Bini, fundador y líder del fascio romano,"¿Quiénes son éstos?". Mi amigo Placidi se apresuró a responder: "¡Somos los mosqueteros!"  A  lo que Mussolini respondió "¡Qué sean mis mosqueteros!", y pasó de largo. Esa noche, nos apuntaron en el Fascio y se nos dijo que seríamos 33 en vez de cuatro. (…) Este fue el comienzo de un período que [retrospectivamente] no me gustó en absoluto."

I Moschettieri del Duce.

Al ser uno de los pocos que no estaba casado ni tenía trabajo, a Garretto le tocaba estar siempre de servicio, y tuvo que desatender sus estudios. Esto, y la ira de su padre, sumado a la creación de la Milizia Volontaria Sicurezza Nazionale (que alistó, por decreto y de por vida, a todos los militantes fascistas), acabaron por desencantarle. En menos de un año, Garretto padre e hijo buscaban soluciones para librarse del puesto. Sin que se sepa muy bien cómo, sucedió el milagro: Garretto padre explicó al general de la milicia que su hijo había echado a perder sus estudios de arquitecto, y que si podían concederle un permiso en sus deberes para con il Duce hasta que los acabara; milagrosamente, el general accedió.


Garretto supo que tenía que salir de ahí, y lo hizo apresuradamente: en cuanto consiguió un visado marchó a París, donde esperaba encontrar un gran mercado para sus caricaturas (que según él, era “muy modernas y diferentes”), pero fue demasiado impaciente y tras no hacer contactos importantes en apenas dos semanas, se volvió enfadado a Roma. Volvería dos años más tarde, en 1927, con la promesa de sus antiguos compañeros de clase, ahora asentados en la capital francesa, de que tendría trabajo: así fue, lo contrató Dorland Advertising, otrora la agencia de publicidad más importante del mundo. 

Su jefe, un tal Maas, le dijo que quizás debería probar suerte en Londres, donde había más revistas que publicaban a color: Maas sabía de lo que hablaba pues era uno de los representantes de las Great Eight (un grupo que incluía las publicaciones más importantes de Inglaterra). Garretto cogió un avión y se presentó en Londres con unas cuantas caricaturas; le dijeron que dejase su dirección de París y que le avisarían, pero tras varias semanas de infructuosa espera, enfadado, volvió a Roma y se concentró en acabar la carrera.

Hasta que un día, no demasiado tiempo después de pisar suelo italiano, recibió una llamada de uno de sus amigos de París, diciéndole que había aparecido en la prensa inglesa, concretamente, en The Graphic (donde le publicaron cuatro caricaturas, aunque le citaban como “un joven francés”). A pesar, de eso, se emocionó tanto que se compró todos los números que encontró por Roma, y así pudo saber que el Great Eight le andaba buscando para ofrecerle un trabajo regular. Así que cogió otro avión y volvió a Londres.

Un Fokker de pasajeros (así volaba así, así).
Garretto pasaría toda su vida viajando, y gran parte de ella, volando. Se casó ese mismo año en París, y como su francesa mujer odiaba Inglaterra, oficialmente vivía en la Ciudad de la Luz aunque volaba todas las semanas a Londres para entregar sus proyectos. Pero también de esto se aburrió, y  comenzó a buscar nuevas opciones de trabajo, además de la publicidad y la caricatura.

Volvió al Mercado italiano trabajando para la Rivista de Popolo d’Italia (la revista insignia del Fascismo), la Gazzetta del Popolo de Turín (un periódico cuyo formato rediseñó por completo) y sobre todo, Natura, una revista milanesa para la que hizo portadas que fueron copiadas e imitadas en todo occidente. También trabajó para Alemania (hasta que Hitler alcanzó el poder y relegó a sus empleadores, principalmente judíos, de sus puestos) en publicaciones como The Berlin Illustrated News, Leipzig Illustrated, Der Querchnitt o Der Sport im Bilder. En París no hizo demasiados amigos, aunque trabajó con los más grandes, como A.M. Cassandre, Jean Carlu y Paul Colin, además de para La Fleche d'Orient, la nueva compañía aérea francesa.



Aunque algunas de las caricaturas de Garretto se había publicado previamente en el New York Sunday World, el New Yorker y las revistas Fortune, Time y Vogue, lo que lo llevó a América fue una carta de una de las editoras del Vanity Fair, Claire Booth Brookaw, donde solicitaba amablemente sus servicios. Realmente, se hizo de rogar, y hasta la segunda e insistente carta no aceptó y se presentó en Nueva York.

Durante sus años de prolífica colaboración, se hizo muy amigo de Condé Nast y llevó una vida desahogada: se alojó en el Waldorf Astoria Hotel y se codeó con las familias más ricas del país. En la revista, Garretto formaba una especie de triada capitolina con los tan diferentes, y a la vez tan parecidos, artistas Miguel Covarrubias y Will Cotton

Solo una vez tuvo problemas con Vanity Fair (todos sus diseños eran aceptados sin dilación): cuando dibujó al mundo sudando bajo el calor del sol de la bandera de Japón (aludiendo a una importante convención naval que se negaron a firmar). Aunque la revista se hizo mucho más política en sus últimos años de vida, a Condé Nast le pareció un tema demasiado peligroso. Vanity Fair cerraría sus puertas en 1936, pero Garretto seguiría trabajando para Nast en la Vogue.

A pesar de la amenaza de Guerra, debido a su larga relación con el mundo del periodismo, a Garretto se le permitía viajar a casi cualquier país del mundo, pero cuando estalló por fin en 1940, estaba trabajando en Turín, y como italiano, no pudo viajar a París donde le esperaban su mujer y su hijo. En cambio, consiguió volver a Estados Unidos gracias a un vápor que salió de Nápoles cargado de gente deseosa de “combatir por américa”.

Pero la Guerra lo había cambiado todo. El año anterior, había firmado un suculento contrato con la Harpers Bazaar, por el cual ilustraría todas las portadas de 1940, pero su condición de exfascista se había vuelto intolerable en América y a su llegada se le informó de que ya no se requerían sus servicios. Afortunadamente, trabajó este tiempo con la Vogue y la Fortune.


Tras el ataque a Pearl Harbour, Roosevelt declaró que los ciudadanos italianos y alemanes residentes en Estados Unidos podrían tener únicamente visados de visitantes, y que después serían deportados (los japoneses fueron internados directamente); Covarrubias (ya de vuelta en el D.F.) le aseguró que se le concedería un permiso de residencia permanente para México, pero este nunca llegó. Cuando Italia entró en guerra,  Garretto y muchos otros periodistas y diplomáticos fueron arrestados y encerrados, primero en The Tombs (la prisión de Manhattan), y más tarde, en el Greenbier (en Virginia Occidental), el más famoso de los campos de concentración estadounidenses (donde fue encerrado junto a italianos, alemanes y japoneses). 6 meses después, fueron embarcados en un viejo carguero que los llevó a Lisboa, y de ahí en tren a sus respectivos países.
El problema no era que Garretto hubiera sido fascista y ya no se le tolerase en América, sino que en los Estados Unidos había hecho caricaturas sobre Hitler y Mussolini y ahora tampoco se le aceptaba en Europa. Así que su situación, ya no únicamente laboral, sino también legal, era de grave peligro: cuando se negó a hacer propaganda anti-americana (pues como condición para que se le permitiera la vuelta a los Estados Unidos, había firmado una declaración firmada negándose), se le amenazó con la cárcel por Alta Traición si no podía demostrar de alguna manera su patriotismo. Afortunadamente, se le ocurrió una idea, que hoy puede parecernos simple, pero que tiene su patente: enseñar italiano a los países conquistados gracias a breves cortos, que combinarían animación con imagen real.

Garretto y su mujer fueron enviados a Budapest para llevar a cabo el proyecto: no les fue mal hasta que Mussolini fue depuesto, exiliado y recolocado como títere por Hitler. Esto se tradujo en que todo italiano residente en los territorios ocupados por Alemania que no se confirmara como fascista, sería apresado e internado como enemigo: tal fue el caso de Paolo, en prisión durante nueve meses hasta que con el avance ruso, los prisioneros fueron evacuados y deportados a Trento.

Durante el viaje en tren se produjo un bombardeo aliado y el matrimonio consiguió escapar y llegar hasta Milán, donde Garretto fue ayudado por amigos, aunque por ley debía llevar consigo un documento que le identificaba como “ciudadano sospechoso”.

Al final de la Guerra, Paolo volvió a París en calidad de “ex enemigo”, y continuó trabajando, aunque a menor escala, en publicaciones francesas e italianas. En 1946, gracias a sus contactos, consiguió un visado para volver a los Estados Unidos gracias a un contrato laboral. Pero el mundo, y por tanto, el mercado, había cambiado sustancialmente con la Guerra: ahora se requerían más fotos y menos ilustraciones, y el relevo generacional había dejado a Garretto fuera de las listas de los más buscados. Así que, decepcionado, volvió de nuevo a Francia y trabajó para revistas, francesas e italianas, mal pagadas y baja difusión.


En 1952, tuvo problemas con la Hacienda Francesa, que le reclamaba impuestos por los años que vivió en otros países (y que según él, ya había pagado ahí), y que le impuso una multa que no pudo pagar: Garretto se exiló a Mónaco para empezar de nuevo.


Paolo continuó trabajando hasta los últimos años de su vida: desde los 50, cuando apareció una única vez en una publicación americana, hizo unas cuantas retrospectivas en Italia y se publicó una biografía crítica. En 1983, cuando los herederos del Condé Nast revivieron el Vanity Fair, contaron de nuevo con él, pero su estilo fue considerado meramente nostálgico y rechazaron las portadas que le habían encargado.

Sin embargo, desde los años 80, algunos autores imitaron su estilo en caricaturas de las celebridades de moda, de los Beatles a Margaret Thatcher. Desgraciadamente, los revivals de la supuesta post-modernidad no tenían tanta gracia (o quizás, según Steve Heller, de quien obtengo las citas, no la tenían las propias celebridades).

Paolo Garretto murió en Agosto de 1989.