Estas palabras corresponden, como muchas otras veces, a un capítulo de un trabajo mío de hace un par de años, que me limito a copiar y a adaptar, donde sea necesario. Disculpen las molestias.
Calle de París en un día de lluvia (1877), por Gustave Caillebotte. Con los típicos edificios haussmannianos. |
Desde el momento de la
desaparición de los gremios, es prácticamente imposible contabilizar el número
de artistas o artesanos profesionales residentes en una
ciudad, sin que esto incluya a gran cantidad de artistas amateurs o de familias
pudientes (que como ya se sabe, era una práctica bastante habitual): la
aparición del tubo de óleo, en las últimas décadas del siglo XIX, y las
progresivas mejoras laborales (muchas de ellas derivadas de las Leyes Ferry, de
1882) conllevaron la popularización (y posterior aceptación) del pintor
amateur, del peintre de Dimanche (más
tarde categorizado como naïf); por otra parte, las numerosos y sustanciosos
cambios políticos producidos en Europa durante el periodo que nos atañe,
conllevaron no menos exilios políticos de élites (ya fuesen económicas o
intelectuales) bienpensantes que también se dedicaron, fuese como ejecutores o
patrocinadores, al mundo de las artes.
El centro de París en 1900. Por supuesto, ya estaba habitada muchos más allá de lo que aquí pueden ver. |
A los más de 2.750.000 habitantes
que tuvo París durante gran parte del siglo XX, hay que añadir la población de
los municipios limítrofes, algunos conectados con París incluso mediante las
primeras líneas de metro (la estación de la Puerta de Versalles, por ejemplo,
data de 1901), por lo que debemos suponer un tráfico humano diario mucho mayor (lean aquí una excelente entrada sobre el origen del metro en París).
Durante la época de la Primera Guerra Mundial, el metro de París ya era bastante parecido al de ahora. |
Con las bellísimas marquesinas de Guimard, el Art Nouveau se hizo ley. Ahí pueden ver ustedes la de Abbesses. |
Como bien es sabido, la
vanguardia parisina se concentró en ciertos lugares, tanto por motivos
económicos (que en mi humilde opinión fueron siempre los que primaron) como
fueran las causas culturales y sociales. Las universalmente conocidas colinas
de París, Montmartre y Montparnasse fueron las zonas elegidas por los jóvenes
artistas e intelectuales, mientras que los artistas más tradicionales y/o
acaudalados concentraron fuerzas en torno a la zona de la Ópera Garnier, mucho
más cercana al Louvre y al centro tradicional de París, pero que décadas antes
había sido también el centro de la vida moderna, albergando, en un mismo taller
del Boulevard des Capucines, primero el negocio del más importante fotógrafo
de París, Nadar, y poco después, el célebre Salón de los Rechazados en el que
el Impresionismo vería su nacimiento.
Boulevard des Capucines, por Claude Monet |
Con un gran rótulo luminoso (uno de los primeros de la historia) se anunciaba uno de los mejores y más cotizados fotógrafos del mundo, Gaspard-Felix Tournachon, mejor conocido como Nadar. |
Ante tan breve texto, les dejo de regalo un impresionante mapa sobre los edificios de espectáculos: cafés-conciertos, music-halls, cabarets, etc. Como podrán ven, no están todos en Montmartre (más bien en el Boulevard de Clichy) ni Montparnasse. El link les conducirá a ese mapa interactivo, parte de una impresionante página-proyecto que no debería dejar a nadie indiferente.
Sobre Montmartre y Montparnasse le hablo en las próximas entregas.
Muchas gracias por tu entrada, no por breve menos interesante. Y muchas gracias también por el enlace a la página "Du temps des cerises...", que me está sirviendo de gran ayuda para mi blog sobre el cuplé. El mapa, impresionante.
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