Yo no entiendo demasiado de Franquismo y República, no es mi especialidad (son temas de los que pretendo huir más allá de lo evidente, que ya están por todas partes, too mainstream for me), pero como cada vez se habla más, y peor, he considerado correcto hacer una pequeña apreciación sobre el tema.
Al igual que mi compañera Claudia Nebelblume defendió enérgicamente una vez la injusta identificación de la obra de Julio Romero de Torres como imagen de la España franquista (que pintaría charanga y pandereta, pero que se muere en 1930, antes de que le pueda dar tiempo a decidir lo franquista o no que ser), porque en este país se dicen las palabras franquista y facha demasiado a la ligera, vengo yo a a hacer lo mismo con algo que cada vez me gusta más: la copla y el cuplé.
Como bien se dice en este artículo sobre la homosexualidad en la canción española (tema muy interesante y que me gustaría tratar con mayor detalle más adelante), citando a Manuel Francisco Reina al hablar sobre Miguel de Molina:
Uno de los tristes logros de las dictaduras, de todas, y de
la dictadura española de Franco, fue apropiarse de símbolos que no eran suyos
pero sí perfectamente reconocibles por todos. En la cultura española, uno de
los símbolos más importantes y masivos, común a las mal llamadas dos Españas,
fue el del género musical de la Copla, que nace como tal a principios del siglo
XX desbancando a la Tonadilla escénica* y el cuplé, y aupada a los ambientes
intelectuales por pensadores como Manuel de Falla, Federico García Lorca o
Rafael Alberti, junto con el flamenco, que llegaría a consolidarse durante la
golpeada II República Española.
Con la victoria golpista, se le cambió el intelectual
término “copla” por el más casposamente patrio de “canción española” o “canción
andaluza”; sus canciones más comprometidas censuradas o prohibidas, y sus
representantes republicanos, como Miguel de Molina o Angelillo, perseguidos,
encarcelados, golpeados, insultados y, finalmente, exiliados.
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Miguel de Molina no era la imagen de la masculinidad... |
A pesar del sencacionalismo de la declaración (una cosa es
que los cantantes y letristas fueran republicanos, otra que la copla pudiera
serlo), el autor no se equivoca demasiado. Y si Reina dice esto de la copla,
más aún puede decirse del cuplé, que en el momento del franquismo había decaído
completamente (solo pervivía en cierta manera el cuplé sentimental, ya que las
variedades potencialmente peligrosas para el Régimen, como el cuplé sicalíptico
y el político, había caído por su propio peso años atrás).
Por supuesto, había excepciones a la regla mucho más
recientes (que alguien me lo confirme, pero juraría que esta canción es
anterior al año de grabación que dice el video, 1933).
Las variedades eróticas fueron prohibidas con mayor o menor
éxito (recordemos que en la década de 1910, en España no se podía enseñar las
axilas ni en un escenario, o lean el escándalo que se formó en 1907 cuando seestrena "La Diosa del Placer"), pero no le echen la culpa únicamente
a Franco de la Censura. En París (aquel París que había visto mucho antes a
Mata Hari y a Josephine Baker desnudas en sus escenarios), en 1933, se intentó
echar a Marlene Dietrich de la ciudad por aparecer con pantalones en público.
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Antonia Cachavera con unas mallas que simulaban la desnudez, y que fueron un escándalo. |
Evidentemente, hubo represión, mucha: la erótica quedó
velada, y la homosexualidad, ya bastante poco transparente en la época (aunque
la mayoría de artistas masculinos de canción ligera, tenían como mínimo,
inclinaciones) pasó a desaparecer; el transformismo (que había sido
una práctica habitual en las variedades de principios de siglo en España) queda
prohibido y aún en los años 60 y 70 hay condenas serias por ello.
Los artistas masculinos se dedicaron a cantar canciones de
las grandes de la época, o incluso a componer para ellas; las cantantes más
famosas se limitaron casi únicamente a la canción sentimental, configurando así
todo un género "adecuado" para la idea de mujer que el regimen estaba
proponiendo (con salidas de tono de la Píquer, cantando "Yo soy la
Otra, que a nada tengo derecho, porque no llevo un anillo, con una fecha por
dentrooooooo", idea en la que ya insistiré. Obviamente no era la única,
aunque una de las pocas que se lo pudo permitir). La copla, o si queremos, la
canción en sí, se fue haciendo cada vez más descaifeinada, y los espectáculos
cada vez más castizos y menos pícaros (Las Leandras, de 1931, adalid lo musical de
Madrid durante muchos años, con su Pasacalle de los Nardos y su Chotis del
Pichi queda muy desmerecida, aunque sea en tono lírico ante grandes obras de
pocos años atrás: les nombro La Corte del Faraón, de 1910, porque es mi favorita,
pero hay muchas más). Se clausuran, o al menos, reinventan, muchos de los
grandes salones de la Belle Epoque. Todo esto, igual que el racionamiento, se
relajaría progresivamente unos años después, aunque para llegar a los años del
Destape faltaba muchísimo.
Cuando te miro el cogote y el nacimiento del pelo,
se me sube, se me sube, se me baja, la sangre por todo el cuerpo
¿Qué te quieres apostar, qué te quieres apostar,
a que tengo yo una cosa que no tienes ni tendrás? - Garrotín de La Corte del Faraón (1910)
Por tanto, decir que la Zarzuela (¡creación decimonónica!), la revista, el cuplé, o incluso, la copla (por no hablar de las variedades más o menos
sicalípticas) son franquistas, o incluso, fascistas, es todavía peor que decir
que la obra de Nietzche o Wagner es nazi, pero esta opinión tan generalizada
entra, desgraciadamente, dentro de esa tendencia, tan falsamente intelectual
(que ya comenzara con la Generación del 98, o si nos ponemos serios, mucho
antes) de denostar lo propio por bajo y vulgar (sobre la imagen andaluza
de charanga y pandereta y sobre cómo esto fue una creación internacional, se
habla con más detalle aquí). Les pido a ustedes, con tanta información gratuíta
a sus pies (y a sus dedos), que no caigan en la misma falacia. Se lo pido con
22 años, aragonesa (ni el flamenco ni la copla me tocan de cerca) y acostumbrada a asistir a conciertos ruidosos
(de géneros que nada tienen que ver con de lo que aquí les hablo).
Concha Píquer en una erótica foto que no debió sentar muy bien a ciertos sectores... |
Les pido que dejen de hablar de la copla y el flamenco (acuérdense del gitaneo
intelectual de la II República al menos; chavales, ¡qué teneis la
Selectividad reciente, por Dios!), como algo meramente machista y franquista, y
que se acuerden de Miguel de Molina, apaleado y desfigurado, huyendo como pudo
a Argentina para no ser encarcelado. Acuérdense, antes de llamar franquista a
Concha Píquer, como pagó orgullosa una gran multa por negarse a cambiar la
letra de "Ojos verdes" (de "Apoyá en la puerta de la
mancebía" a "Apoyá en la puerta de tu casa un día"),
dándose cuenta de que una vez más (como con la censura de Mogambo, seguramente
ya conozcan la historia) de cómo el remedio era peor que la enfermedad, o de
cómo siguió cantando "Se dice" (de cierto tono lésbico, y que habla
precisamente del qué dirán) hasta que debió cansarse de la canción. He
llegado a leer que la Fornarina fue franquista, y se muere en 1915. Dejen,
por favor, de buscar fascistas donde no los hay, que reales ya hubo
suficientes:
Era en aquel Madrid de hace dos años
donde mandaban Prieto y don Lenin
Eran en aquel Madrid de la cochambre, de Largo Caballero y
de Negrín.
Era en aquel Madrid de milicianos, de hoces y de martillos y
soviet.
Era en aquel Madrid de puño en alto, donde gritaban ¡No
pasarán!.
¡No pasarán! decían los marxistas.
¡No pasarán! gritaban por las calles.
¡No pasarán!, se oía a todas por plazas y plazuelas con
voces miserables.
Les dejo con la apropiación (no hace falta que diga a los lectores españoles de qué, ¿verdad?), que da título a la entrada: "¡Ya hemos pasao!", de Celia Gámez, ella sí, una de las grandes estrellas del franquismo, y que (al menos aquí pueden comprobarlo) casi siempre se jactó de ello. Al altar la llevó Millán Astray.
Celia Gámez vestida del Pichi |
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* Yerra aquí Reina, ya que la tonadilla es un fenómeno
propio del XVIII, y está refiriéndose muy seguramente al llamado Género Chico
(de Zarzuela, Sainete y Operetta), para cuya formación esta si que fue muy
importante.