miércoles, 23 de enero de 2013

Aproximación al arte del Renacimiento del Harlem (I)

Lo que hoy conocemos como Renacimiento del Harlem (y que entonces solía conocerse como New Negro Movement) fue un movimiento político y cultural que tuvo su sede en dicho barrio neoyorkino, y que vivió sus momentos de mayor esplendor entre 1919 y 1929, aunque como es lógico tuvo sus antecedentes y sus reminiscencias. Fue en esta época de gran inmigración, tanto de dentro como de fuera de los Estados Unidos, cuando Asociación Nacional para el Progreso de las Personas de Color (NAACP, en inglés), liderada por W.E.B. Du Bois*, encontró a las suficientes personas interesadas en comprender y compartir sus inquietudes. Y lo que salió de ahí fue una de las principales revoluciones culturales de la historia, cuyas consecuencias todavía podemos apreciar día tras día.


Sus participantes más conocidos fueron sus músicos (prácticamente casi cualquier músico de Jazz o Blues de renombre de la época estuvo involucrado*) y sus literatos (de los que solo tengo el placer de haber leído a Alain Locke, Zora Neale Hurston, Langston Hughhes y Nella Larsen: tengo grandes ausencias como Weldon Johnson y Contee Culleen). Yo aquí les hablaré de lo que se (recordemos que esto es siempre un post de divulgación, porque dresgraciadamente, aún queda mucho que divulgar): de Arte.

Mucho puede (y debe hablarse) hablarse de la iconografía negra, dentro o fuera de los Estados Unidos. A lo largo del siglo XIX, se configuraron los estereotipos básicos en cuanto a la representación del negro, y gran parte de lo que necesitan saber está aquí: las leyes segregacionistas (generalmente llamadas “Jim Crow Laws”) nacieron, formalmente, tras la prohibición de la esclavitud y tienen un estupendo museo y una estupenda web donde si les interesa pueden leer con calma sobre los diferentes estereotipos gráficos.

En primer lugar, debe advertirse que el castellano está falto de vocablos en cuanto a las personas de raza negra, y el escribir en esta lengua me obliga a no poder contar con los riquísimos y tan diferentes términos del inglés, que adquieren connotaciones muy diferentes: el Negro no es lo mismo que el black, ni mucho menos que el nigger, o que el aséptico afro-american, que el eufemístico coloured o que los muy ofensivos coon, sambo y toda una pléyade de términos que encontraremos en cualquier publicación. Es por ello, y confiando en que no deba molestar a nadie, que aquí hablaré genéricamente del negro (black), y solo en ocasiones del Negro. Confío en que las dificultades de la traducción no puedan ofender a nadie. 

A principios del siglo XX, la convención era algo tal que así, utilizando un texto de mi siempre amado José Juan Tablada:
Juzgando la plástica pura, nos encontramos con procedimientos sumarios y estandarizados, convencionalismos de factura que llegan a hacer de la fisonomía del negro, por ejemplo, una especie de jeroglífico: un disco oscuro, con una elipse por boca y dos círculos blancos por ojos… Alguien encontró antaño esa fácil fórmula, convino el público en que aquello era el rostro de un africano y los dibujantes la repitieron ad infinitum. Ese convencionalismo aceptado, hizo inútil la visión propia y personal y nadie se tomó el trabajo de intentar nuevas estilizaciones, cuando ya había una tan eficaz como los signos de la telegrafía Morse o las claves para cablegramas comerciales. 
Pero hubo un grupo de artistas, que más que grupo al uso fueron conocidos, y en ocasiones, amigos, que popularizaron una nueva estética, ya que el nuevo Negro, ahora reconocido y ensalzado, no podía seguir representándose de la peyorativa manera tradicional. Aquí les traigo únicamente una breve selección, pero considero que será lo suficientemente representativa (si el tema les interesa, hay mucho más).

Autorretrato c. 1934
"A prediction to Carl from
Covarrubias"
Me cuesta pensar en Van Vechten como ideólogo niggeratti, así que suelo pensar en él como en el centro de todos los asuntos culturales de Nueva York. Socialité por excelencia del Nueva York de los años 20, Van Vechten estaba en todas partes y era amigo de todo el mundo. Albino, homosexual (aunque casado) y de ascendencia europea, cuesta pensar en cómo acabó siendo el líder (junto a W.E.B. Du Bois y Alain Locke) de un movimiento de reconocimiento afroamericano. Van Vechten me fascina como fotógrafo, no necesariamente por la calidad de sus retratos (muchos de ellos excelsos), sino por la calidad de sus representados. Van Vechten estuvo en todas partes (no solo en Harlem), conoció a todo el mundo, y gracias a eso podemos conocerlos los demás: de manera gráfica, a través de sus fotografías, y de manera escrita, con unos excelentes diarios que más tarde serían seleccionados y publicados bajo el elocuente nombre de “The Splendid Druken Twenties”, uno de los mejores retratos del Nueva York de la Prohibición que he tenido el placer de leer. Aquí les dejo una galería de ilustres representantes de las noches del Harlem, y un enlace a sus diarios. Según su amigo Covarrubias, Van Vechten estaba tan obsesionado con los negros que un día iba a acabar pareciendo uno.

Muchos de mis lectores ya sabrán que dedico el corpus de mis investigaciones a este artista, así que todo lo que les pueda decir aquí ha pasado por un estrictísimo proceso de síntesis. Miguel merece, como muchos de los artistas que aquí nombraré, un post a parte y aunque ardo en deseos de contarles su vida entera (puesto que fue uno de los artistas más trabajadores y polifacéticos del siglo XX), este no es el momento. Miguel Covarrubias llegó a Nueva York, desde México D.F. en 1923, con apenas 19 años, y en cuanto conoció a Carl Van Vechten, nadie se atrevió a cerrarle una puerta. En menos de un año, y gracias a su carisma e inestimable talento, Covarrubias conocía a todo el mundo. Josepine Baker y su banda le encargaron los escenarios que tan famosos les harían después en París, los escritores y artistas del movimiento le pedían que ilustrase sus libros (Taylor Brown, Alain Locke, Langston Hughes, Zora Nearle Hurston), e incluso sacó uno de sus trabajos más celebrados, un álbum de dibujos/caricaturas sobre sus noches del Harlem, titulado Negro Drawings (1927). Aquí debajo les dejo un video que acabo de hacer he con parte del Negro Drawings.


Mules and Men, de Zora Neale Hurston

Batuala
Aventuras de un esclavista africano
Mucho se ha debatido sobre si estos dibujos ensalzaban o criticaban a los negros, pero lo cierto es que gustaron a todo el mundo (excepto a W.E.B. Du Bois, que los veía demasiado simples), y si se conoce su obra, se comprobará como adoptaba un tono satírico incluso con sus más cercanos amigos. Así, Miguel se especializó en negros, tanto de África (ilustró la premiadísima, Batuala, de René Maran, pero esto necesita un post a parte) como de los Estados Unidos (ilustró en 1928 Las Aventuras de un Esclavista Africano; en 1938 La cabaña del Tío Tom…). Pero esta sería solo la primera de las pasiones de Miguel y, desgraciadamente, su interés por la antropología y la arqueología le llevó progresivamente a alejarse de la temática negra; afortunadamente, destacó tanto, o más, en sus otros campos de estudio.

Llegó a Nueva York desde Kansas, con su titulación en Bellas Artes, lo que lo convierte en el más formado del grupo. Como era negro (y no un negro pobre, como alguna vez se ha dicho) pudo integrarse con mayor facilidad en los sectores más radicales del movimiento: pronto estaba ilustrando para The Crisis: a record of the darker races (que pertenecía a Du Bois), la revista más importante del tema, pero Douglas destacó, además de por su académica formación por algo mucho más importante: por ser un modernista (un modern artist, que no un participante del Art Nouveau; de nuevo es odioso como el español carece de muchos términos). Douglas llegó a Nueva York en el momento exacto (1925) cuando ese New Negro del que hablaba Alain Locke necesitaba tomar una forma gráfica: si Covarrubias le dio la forma más humana y dinámica, Douglas lo divinizó hasta dotarlo de una dignidad raras veces adquiridas: una oda a la emancipación que pocas veces ha sido criticada. Su geometrismo, su sincronismo, le alejaban del Art Decó meramente exotista y le convirtieron en uno de los muralistas más apreciados del país (recordemos como el Muralismo era, junto con la prensa gráfica, el formato de moda y el que conoce mayores glorias). También fue un excelente artista gráfico. Más tarde aceptaría un puesto de docente y se marcharía de Nueva York.



Vida nocturna (1943)
El que fuera, posiblemente, el mejor pintor del Renacimiento del Harlem, ni siquiera vivió en él: nacido en Nueva Orleans, formado en Francia y en Chicago, vivió en esta casi toda su vida. De formación clásica, pronto se dejó seducir por los ritmos y colores de la modernidad y de la Gran Ciudad, creando impresionante escenas urbanas.
Autorretrato


Como retratista, fue formalmente mucho más clásico, aunque retomó el antiquísimo concepto de la pintura de mestizaje, que según él utilizaba para dar dignidad a todos los tipos de negros, “desde el más marrón al más amarillo”. Algo que hoy puede parecernos ridículo, pero recordemos como suele usarse, ante la ignorancia, el término “mixed identity”. Y pocos lugares más mixed había que Nueva Orleans.

Fotografría de Nikolas Muray, c. 1920
Alemán inmigrado en América y retratista consumado, es posiblemente uno de los artistas más curiosos y completos que veremos en este contexto. Antes de que le fascinaran los negros de Harlem, se interesó por los nativos norteamericanos (prácticamente reiaugurando toda una temática bastante olvidada); formado en el Expresionismo alemán y en la Secesión Vienesa, aportó el toque germánico al florido Art Decó neoyorkino. Fue un estupendo pintor de caballete, y como todo aquel que se preciase en aquella época, un estupendo muralista y artista gráfíco. Además, fue el maestro de Aaron Douglas. Casi nada.


Dos rara avis, que son Renacimiento del Harlem, pero no:
Paul Colin. Paul Colin fue el artista que se encargó en Francia de la parafernalia y difusión de Josephine Baker y su Revue Negre, el culpable (junto con Covarrubias, y especialmente, de la Baker, primera mujer americana en recibir la Legión de Honot) de que la negritude pasara de mera atracción de feria a símbolo de la modernidad. Colin no estuvo en el Harlem, pero hizo que sus ideas llegaran a París, y así, a gran parte de las élites culturales del mundo; hizo mucho más por normalizar el mundo del Harlem que muchos de sus protagonistas más directos. Con sus estudios y pinturas sobre el éxito de la Baker publicó un libro, Le Tumulte Noir, que es altamente recomendable. Hoy en día, ya no está tan bien visto, pero fue el que abrió un duro y arduo camino en Europa.


Reginald Marsh. Los principales manuales no suelen incluir a Marsh dentro del Renacimiento del Harlem, a pesar de que lo vivió y lo disfrutó igual que los artistas anteriores, y que trató (aunque no únicamente) la misma temática. ¿Y por qué no? Posiblemente, porque no era negro, aunque ya han visto que gran parte de los anteriores no lo eran. Sea como sea, Marsh es uno de los grandes artistas americanos del siglo XX, y uno de los realistas sociales más deliciosos de la historia. Y muy posiblemente, el mejor pintor (que no artista) de los que les he mencionado aquí.

Sin embargo, artistas como los que aquí hemos visto son una excepción y hasta hace no mucho tiempo, e incluso hasta el momento presente, esta fue la norma. Si les presento la cara bonita de la moneda, es porque quiero que también conozcan la fea. 



También creo importante que sepan que el célebre Cotton Club, era en verdad denostado por la mayoría de simpatizantes del movimiento, ya que se consideraba como una mera atracción turística para blancos, que acudían al club por el morbo, pero que, desgraciadamente para muchos artistas, era uno de los sitios que mejor pagaba. Según muchos activistas de la época, la mayoría de los blancos que visitaban Harlem lo hacían solo por voyeurismo y no por verdadera confraternización, pero ¿acaso no podría decirse lo mismo de cualquier distrito turísitico del mundo?

En definitiva, si algo nos enseñó el Renacimiento del Harlem, antes de volverse infructuosamente separatista, es que todos éramos iguales, y lo que ha sobrevivido de él es su pretensión igualadora: no se trataba únicamente de ensalzar  al negro, como siglos antes se había ensalzado al blanco, sino, precisamente, de demostrar que sus fallos y aciertos eran los mismos que los de cualquier blanco***. De esto precisamente trataba la obra que, hoy consideramos, dio el pistoletazo de salida al movimiento; “The Emperor Jones” (Eugene O’Neill, 1920) contaba la historia de Brutus Jones, un asesino y convicto negro que se escapa y funda su propio Imperio-dictadura en una isla del Caribe.  Pronto conoció un gran éxito, y no mucho después se llevó al cine protagonizada por Paul Robeson (otro de los activistas por excelencia de aquel momento). En este sentido, el Renacimiento del Harlem no fue más que uno de los numerosos movimientos folklóricos nacionales que surgieron en todo occidente (y en gran parte de Oriente, como el movimiento Mingei en Japón, o la escuela Pita-Maha en Bali), y que trataron de recuperar las formas artísticas y musicales populares, casi siempre patrimonio de una minoría.

Solo que en el caso de Estados Unidos, esta minoría no era tal. Afortunadamente, la presencia negra en el mundo de las artes fue cada vez más habitual hasta el momento de la verdadera emancipación, hasta llegar a ser la normal dentro de la cultura de los últimos 20 años. Lástima que haya gente que ha tenido que esperar a ver una película como "Django Desencadenado"**** (que trata la esclavitud) o incluso “Criadas y señoras” (que trata la segregación) para darse cuenta de que las cosas no siempre han sido así.

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*Podrá apreciarse a lo largo del artículo que W.E.B. Du Bois no es santo de mi devoción. Sin embargo, debo reconocer que es la verdadera estrella de la Era de la Reconstrucción, y aunque para la época que los concierne se había vuelto más fanático e intolerante que muchos a los que por aquellos mismos motivos criticaba, Du Bois creció en un entorno sumamente más hostil y que sin su ayuda nada de lo que aquí cuento hubiera sido posible. Además, tuvo el mérito de ser uno de los primeros doctorados negros de la Historia, y el primero de Harvard (nada menos).
**Louis Armstrong, Josephine Baker, Count Basie, Cab Calloway, Duke Ellington, Ella Fitzgerald, Dizzy Gillespie, Billie Holiday, Lena Horne, Charlie Johnson ,Thelonious Monk, Bessie Smith, Ethel Waters…
***¿Qué pensaría Spike Lee de esto? Permitanme la crítica.
****Cuyo cartel, por cierto, considero extremamente influído, no solo por los títulos de crédito de las películas de Sergio Leone, sino por el propio Covarrubias, especialmente en la cubierta que realizara para el Weary Blues de Langston Hughes. También veo mucho de Aaron Douglas, y me atrevo a decir que no es pura casualidad.


jueves, 18 de octubre de 2012

Queja (o la supuesta insoportable levedad)

Cada vez estoy más convencida de haber nacido en la generación equivocada. No hablo ahora de ese (falso) apego al pasado, que por una parte está cada vez más de moda, y que por otra, es la fundamentación de las cosas más diversas, entre las cuales se encuentra este blog. Ahora hablo del estudio, los estudios, y la edad. Por una parte, todas las semanas me encuentro con gente diciéndome que ellos a los 10 años ya trabajaban: hipérbole (aunque posible) aparte, ¿tengo yo culpa de la ilegalidad cometida con ello?

Pero luego están, los de que "yo con tu edad casi tenía el doctorado". Partiendo de que esto es MENTIRA, porque observando los vaivenes del sistema educativo español, el que fuera doctor con 23 años era un privilegiado (y seguramente, no solo mentalmente, sino que había contado con más de una "ayudita" institucional); por otra parte, si supieran ustedes los requisitos y deberes de los doctorandos en edad de prejubilación, seguramente les perderían el respeto. ¿Tésis hechas sobre 10 casos clínicos? Las he visto. ¿Tesis de 20 páginas? También. ¿Saben ese año que no se dieron cursos de doctorado de Historia en la Universidad se Zaragoza porque un profesor (muy querido, y eminencia merecida, no lo negaré) SE OLVIDÓ DE DARLOS? Otro día seguiremos con esto, pero vayamos a lo objetivo.

Algo que parecen ignorar mis maduros compañeros, padres, profesores y estanqueros doctorados (todo el mundo es más listo que tú, más trabajador y tiene más títulos que tu en este país), es que ahora se entra a la universidad el año en que se cumple los 18, y eso si has ido a año por curso; tal es mi caso- Me tocó estudiar una licenciatura, que como todas, ha durado 5 años (quise hacerla en 4 y si no hubiera sido por convalidaciones, lo hubiera podido lograr); viendo el percal, no me quejo. Con Bolonia, se eliminaron los cursos de doctorado y se sustituyeron por un master de investigación obligatorio más la matriculación de la tesis durante un máximo de 3 años (creo que son 4 prorrogables, pero ya veremos). La diferencia es, esencialmente económica, para variar: másteres que en una universidad pública te cuestan unos 3000 euros y que son "obligatorios" (tampoco es obligatorio estudiar una carrera, claro...aunque parezca que sí) más 500 euros cada año de matrícula de tesis. Porque sí, por existir. Menos mal que no voy a poder hacer la tesis en 15 años, como muchos de mis profesores...Es más, es posible que mi generación la acabe antes que algunos que nos han dado clase. Parece ser que para el año que viene, según ultimísimas noticias, vuelven a implementar "actividades de formación obligatorias" en los programas de doctorado. Ojo, que no me parece mal el concepto, pero que seguro conllevarán más aporte económico.

Así que siendo brillante, brillando cual supernova, uno no puede llegar a ser doctor antes de 27 o 28. Pues nada, arderé en el infierno por ser "tan vaga" de no serlo con 23. Tampoco se puede conseguir méritos para una plaza sin ser doctor, porque no se puede llegar a nada sin ser doctor. Esto, en España claro.

Todos nos reímos mucho y escandalizamos cuando a un (y a dos, y a tres) ministro alemán le descubren una tesis copiada, pero ¿cuántas tesis infumables (porque sí, 13 tomos son infumables: una cosa es la documentación y otra la síntesis, que es igualmente tu trabajo) e inéditas lo serán? Temblaría España, creedme.

Sinceramente, estoy cansada del "ustedes son ignorantes porque no han dado la carrera de Historia del Arte conjunta con Geografía e Historia". Parece ser que soy ignorante por nacer cuando nací. Está clarísimo que un geógrafo va a ser mejor geógrafo porque estudió numismática y paleografía, que un historiador dará lo mejor de sí tras dominar el action painting o que un historiador del arte (español) conociendo el caudal de los afluentes del Volga. Está clarísimo que dos años de especialización dan de sí mucho más que 5 (o 4 o los que querais poner). Claro que sí, campeones.

Se me acusa de no estudiar literatura, como si yo diseñase mis planes de estudios. Como por si no dar literatura (o no tener una asignatura para ello, más bien), te impidera leer, o te impidiera decirles a tus amigos de filología o de periodismo (casos concretos que espero que no ofendan) que ese libro que les han mandado en tercero de carrera es el peor de la producción de tal escritor. Como si el que no pagues por estudiar algo te vetase de la cultura. Se me acusa de no estudiar historia (además, en falso, porque la libre elección está para algo), cuando esta nuestra carrera es de las pocas que estudian historia, de la prehistoria hasta tiempos recientes de cosas tan importantes como América o el Lejano Oriente. Y así podríamos seguir, y no parar. ¿Acuso yo a los historiadores de no conocer 400 pintores impresionistas? O mejor, ¿de olvidarse de un efímero papa de la pornocracia? ¿De cometer errores sobre las dinastías de Siam?

Yo me he llevado gritos por no saberme, de buenas a primeras (no para examen, vaya), los años exactos del reinado de Constantino VII Porfirogéneta, o por no haber estado en Rusia (claro, lo deseas y automáticamente te teletransportas...). Un doctor (que por mucho que quiso, no pudo ser catedrático) que hablaba con incoherencias gramaticales y, lo que es mucho más divertido, publicaba con faltas de ortografía nos acusó de no haber estudiado paleografía. ¿Le acusé yo de no saber utilizar un Power Point? Espero que hayan pensado que no. Quizás habría que habérselo dicho a la misma señora que manda a sus alumnas a fregar, diciéndoles que si trabajan no deberían estar en la universidad...Una pena que gracias a esos trabajadores que se dejan el sueldo en la matrícula muchos de estos que se quejan tengan trabajos, oye.

Pero esto no es una queja sobre los historiadores, ni mucho menos: es una queja institucional. 

Dicho esto, retomo de nuevo (oficialmente) el blog, agraviada porque 
1) No es de recibo escribir algo malo
2) No es de recibo escribir cosas ya sabidas, pero...
3) No es de recibo investigar, porque si investigo y publico, ya no será inédito, y como esto es un blog divulgativo habré perdido una valiosa oportunidad.
4) Fiesta, que fantástica fantástica es la fiesta, esta fiesta con amigos y sin ti (algo que tiene muchas lecturas académicas). No tengo nada más que decir.

jueves, 16 de agosto de 2012

Frankie & Johnny (eran amantes)


Es muy probable que en alguna ocasión hayan escuchado alguna de las más de 200 versiones existentes del tema “Frankie & Johnny” (must have en cualquier karaoke nortamericano), pero lo que no es tan probable es que sepan que tiene más de 100 años y que estuvo basado en una historia real. En 1930, el joven John Huston (sí, aquel del Halcón Maltés y otras joyas), fanático de la canción, decidió escribir una obra de teatro sobre el tema y viajó por todos los Estados Unidos en busca de la verdadera historia de Frankie y Johnny: aquí ustedes podrán leer la historia real y las falsas, mucho más deliciosas si cabe, de una historia que se forjó con el blues, con el country, con el recién nacido rock & roll, y que llegó a las pantallas incluso en forma de melodrama del neohollywood.



Pero empecemos por el principio. Frankie & Johnny es una Murder ballad que comenzó a grabarse con la letra actual a mediados de los años 20, pero que se publicó por primera vez en 1904, aunque según otros, ya existía desde la Guerra de Secesión. Sea como fuere, sus intérpretes de principios del siglo XX, la vendían como basada en un hecho real acaecido en St. Louis en 1899.

La canción, en sus infinitas variantes, viene a decir lo siguiente: Frankie y Johnny (o Albert) eran amantes, pero un día Johnny engaña a Frankie con una tall Nelly Bly (o Alice Pry) y cuando Frankie descubre la historia, dispara a Johnny. Los finales son diferentes, pero él siempre acaba muriendo: ella, ahorcada o en la cárcel. Es decir, esto es una historia de amor, celos, prostitutas, juego, alcohol, engaños y muerte. Si no les gusta, aún pueden dar la vuelta.





En 1929 cuando todavía era más un truhán (había sido boxeador, pintor callejero en París, militar y criador de caballos en México…)que un señor, un joven John Huston de apenas 23 años llegó a Nueva York con una obra de teatro bajo el brazo: se titulaba “Frankie & Johnny”, y trataba justamente de aquella canción que los americanos llevaban cantando 30 años. Huston había viajado por todos los States buscando las diferentes canciones de la canción y la historia real de Frankie y Johnny. Y la encontró.



En 1899, en St Louis (Missouri), una mujer llamada Frankie Baker había tiroteado a su amante Allen (y no Johnny) Britt. El St Louis Globe rezaba lo siguiente:
NEGRO DISPARADO POR MUJER. Allen Britt, de color, fue disparado y gravemente herido poco después de las 2 en punto de la mañana de ayer por Frankie Baker, también de color. El tiroteo sucedió en la habitación de Britt en el 212 de Targee Street y fue la culminación de una pelea. La mujer asegura que Britt había estado interesándose en otra mujer. La bala entró en el abdomen de Britt, penetrando en los intestinos. La mujer escapó después del tiroteo.

Según averiguó Huston, con Britt todavía convaleciente (pues tardó 3 días en morir), una balada sobre la historia ya rondaba las calles de St. Louis. Lo que el titular no contaba, y tampoco lo haría (explícitamente) Huston en su obra, es que Frankie Baker era una joven y rica prostitua bastante célebre en la ciudad: famoso era igualmente su gusto por el derroche. Y Baker derrochaba en Allen Britt, que con apenas 17 años se había convertido al mismo tiempo en su querido y su proxeneta. Al parecer, le gustaba mucho tocar el piano, los trajes caros y las mujeres jóvenes. Y Baker descubrió que Britt lo estaba engañando con una tal Alice Pryar, otra prostituta de 18 años. Según un vecino, Baker los sorprendió en el bar del Hotel Phoenix y tuvieron una gran pelea, tras lo cual cada uno marchó por separado. Bitt volvió a casa al amanecer, Baker amenazó con matar a Pryar…Y ahí comenzó la pelea final. Fuera como fuera, Britt murió tres días después, y Frankie fue juzgada, alegó que fue en defensa propia y le salió bien la jugada. Aunque en muchas versiones de la historia, Frankie acaba en la horca o, al menos, en prisión.







Vamos por tanto con unas versiones tempranas, anteriores a la obra de Huston. Según leo, la primera version registrada de la canción, como “Frankie Killed Albert” es de 1904 y del entonces muy famoso Hughie Cannon (que había compuesto la tan parecida “Won’t you come home, Bill Baley?”, uno de los primeros hits de la nueva música negra, y que basada en otro asesinato acaecido en St. Louis), pero la letra y la historia cambió sustancialmente a lo largo de los años, que transformó a Allen en Albert y luego en Johnny se graban por primera vez por Charlie Patton en 1922 (aunque en el video diga 1929). Como les digo, en sus diferentes versiones, la canción fue todo un éxito de las primera década del 20 en los Estados Unidos, y se cantaba en calles y clubs.


Pero sí queremos entender qué hizo a Huston interesarse por esta canción, tenemos que ir un poco más adelante en el tiempo. Si están observando los dibujos tan excelentes que Miguel Covarrubias hizo para el libro de Huston y que fueron clave de su éxito, verán que ni Frankie ni Allen son negros ni los escenarios pobres burdeles de St. Louis. Cuando los vi por primera vez, poco antes de buscar como una loca el libro del cual les hablo, pensé que Frankie me recordaba mucho a Mae West. Lo que no sabía es que era Mae West.

En 1928, una no tan joven, aunque sí todavía por descubrir Mary Jane West llenaba un teatro de Broadway con su espectáculo Diamond Lil, en el que cantaba la ya famosa “Frankie & Johnny”. Huston vio la obra y quedó fascinado, aunque nunca sabremos si por West o por la canción. Mae era el tipo de mujer que Huston quería como Frankie: voluptuosa, segura de sí misma y de lo que era suyo, que no dudaría en disparar a un hombre si la traicionaba. Mae había estado ya en prisión, pero no por asesinato sino por escándalo público: su anterior obra de teatro, SEX, la llevó a la cárcel y a pagar una carísima multa, pero le dio una publicidad como sex symbol que aún no le ha sido arrebatada.


Huston marchó por los Estado Unidos y a mitad de 1929, volvió a Nueva York, queriendo ser escritor, con esta obra de teatro. Le presentaron a Miguel Covarrubias, que para entonces ya era muy, pero que muy famoso, y le ilustró la obra, quedando todos convencidos de que así se vendería mucho mejor. Miguel, un mexicano enamorado de los Estados Unidos, y Huston, un americano enamorado de México, serían amigos toda su vida. El libro salió a la venta en 1930, y fue un éxito instáneo. Tanto éxito tuvo que enseguida vinieron los singles…las películas…Películas para Huston, pero también para Frankie & Johnny… y para Mae.

En 1933, Mae West hizo su segunda película “She done him wrong”, salvando a la Paramount de la ruina, y como espero que ya hayan reconocido la historia es la misma. Con unas cuantes diferencias, claro: Frankie no es una prostituta mulata de St Louis, sino una madura cantante de saloon del Bowery neoyorkino, cuyo persona se basa en la Lady Lou con la que protagonizaba Diamond Lil. Y aquí la que engaña es Lady Lou, no su amante. Por cierto, fue esta película la que lanzó a la fama a un joven Cary Grant. Más que con la propia interpretación, me quedo con sus créditos y con su introducción de los Gay Nineties, sí bastante más parecidos a la historia original. Pero no se olviden del saloon, porque ahora seguiremos con ellos.


Las versiones se sucedieron, en música y en el cine. Proablemente la más interesante sea “Frankie & Johnny” (1936), con Helen Morgan como la mujer fatal, aunque aquí la historia se parece bastante más en la original. Todavía nadie se atreve a hablar de prostitución, o de actores negros, pero ya entran en escena el tema del juego y de los barcos del Mississippi. Pero los años pasaron, y llegó el rock n’ roll, las giras, y las baladas cantadas por hordas de personas.

Aquí entran en acción, por ejemplo, Jerry Lee Lewis, o algo después, Johnny Cash, que convierte a la pareja en un par de amantes: él, un famoso guitarrista que engaña a su mujer en sus giras. La historia la conocía muy muy de cerca, por cierto.


Pero entre tanto, también llegó Elvis Presley, a la música, a nuestros corazones, y lo que aquí nos importa: al cine. En la que es considerada su peor película musical, Elvis hizo de Johnny para la M.G.M. con “Frankie & Johnny” (1966). El film, como les digo, tiene la particularidad y el interés de ser un musical, centrado en los cantantes Frankie y Johnny, que trabajan a bordo de uno de esos barcos tan bonitos que surcaban el Missisippi. Si ven ustedes el tráiler, verán como esta es la más similar al libro de Huston, y por supuesto, a la estética de Covarrubias.

Aunque bueno, hay varias diferencias importantes: aquí Johnny es un bala perdida (chiste fácil al canto) que pierde todo su dinero en apuestas y poker, aunque que una gitana le lee el futuro y le dice que necesitaba a una bella pelirroja (símbolo inequívoco del pecado, donde va a parar) para recuperar su fortuna. La bella pelirroja, Nelly Bly, lo complicará todo, pero al final, cuernos constantes incluidos, todos acabarán bien y casados. En el single, Elvis-Frankie, asume (al contrario de lo que hace Cash) la culpa:  he done her wrong.

La canción ha visto versiones y versiones a lo largo de las décadas (las de los 60 no me motivan, pero no están nada mal… me dicen que hasta Lindsay Lohan la ha cantado, no digo nada…), pero pensando en las palabras con las que muchos años más tarde, un John Huston mucho mayor y ya oscarizado, dedicó su libro a una principiante Marilyn Monroe: “Marilyn, querida, hace muchos años, cuando apenas habías nacido, escribí esto para ti – la perfecta Frankie. Johnny Huston”.



Como John Huston pensaba en Marilyn, yo pienso en ustedes y en que muchos quizás no dominen en inglés…Como el tema trascendió, les dejó a mi Johnny particular, el truhán Fred Buscaglione, que aunque hizo una rima terrible (el inglés-italiano nunca ha sido muy fácil) creo que les trasmitirá muy bien la historia. Y al menos él tuvo narices de meter a una prostituta en la canción.


A mí me queda una única duda: ¿se despojó a la historia de su origen “de color” (odioso término, pero el español no tiene tantas sutiliezas como el inglés para el tema) por dignidad o por racismo? ¿O por puro sex appeal? La canción surge en un contexto de vaudevilles en black face y coon ballads, que no eran necesariamente degradantes pero creo que ya conocen un poco el género, pero por otra parte, la propia Mae West, icono sexual de la canción revalorizada, comenzó en los escenarios haciendo black-face acts, porque, como su inmediata predecesora, Sophie Tucker, era considerada demasiado gorda, fea y vieja para ser la protagonista blanca de un espectáculo. Ahí les dejo la reflexión y unos cuantos links.

Hay una versión en animación, oscarizada por cierto, que también merece la pena ver. Eso sí, solo para quien sepa inglés o tenga bastante imaginación. Rooty toot toot, bonita onomatopeya.

P.D. Terence McNally hizo una obra de teatro melodramática y que nada tiene que ver llamada “Frankie & Johnny: Clair de Lune”, que a su vez se llevó al cine en 1991 como “Frankie & Johnny” protagonizada por Michelle Pfeiffer y Al Pacino, pero como ya les digo, lo único que tiene en común es el nombre. Y además me descuadra el post.


miércoles, 15 de agosto de 2012

Más de 10.000 visitas en menos de un año, ¡gracias!

El otro día se me pasó celebrar adecuadamente las más de 10.000 visitas que llevamos (que llevo, pero así parecía más modesto). Se que esta es una cantidad irrisoria, sobre todo si tenemos en cuanta que muchas de  ellas vienen exclusivamente a buscar imágenes, pero para mí es toda una realización personal, teniendo en cuenta mi poca constancia y que este no ha sido un año precisamente desocupado.

Hace unos días coloqué una encuesta en el lado derecho, porque tengo muchas, pero que muchas entradas a medio escribir y si lo hago es con la sana intención de que alguien me lea. Así que anímense y voten lo que más les guste, que no les llevará más de 30 segundos.

En otro orden de cosas, vamos con un poquito de humor: las búsquedas más locas - sorprendentes - graciosas por las que la gente ha llegado al blog estos últimos meses, y un best of 
  • Las búsquedas, más sórdidas o más científicas sobre "hermafroditas". El mayor hit de los últimos meses, junto con la tapada limeña (aunque esto último tiene más sentido)
  • Centro de París: ¿cómo buscando cosas sobre el centro de París llegan ustedes aquí? Es como los que llegan con "arte" o "cuadros de Miguel Ángel". ¿No había varios millones de páginas antes en la lista?
  • Adam Driver desnudo: veo que uno de los personajes de Girls (la serie de la HBO que ha sido todo un éxito) y su afición a mostrar el torso os ha gustado (más que a mí).
  • Para colorear: inserte una película y "para colorear" que llegará aquí. No me explico cómo.
  • Belle Epoque. 1860. Hay gente que no tiene muy claras las cronologías
  • Bocetos de marinas dummy para pintar cuadros. Pues eso.
  • Cajal and fotografía erótica. Algún día les hablaré de Cajal y sobre cómo destacó en un años de universidad: hacía más pellas que ninguna y tenía una merecida fama de matón.
  • Chicas bien tapadas striptease. Gran coherencia.
  • Clara Miller Burd obras e ilustraciones. De la que nunca he hablado o citado nada.
  • Cosmovisión del hombre neoclásico.
  • Costumbres del perú.
  • ¿Cuáles fueron las primeras piernas aseguradas? Según tengo entendido, las de Misstinguet, pero podría equivocarme.
  • Dadaísmo enfermedad mental. Esta está bastante a huevo pero... Grosz al menos, la tenía, o eso opina Michael White.
  • Dibujos de pavos reales orientales y fotos de pavos reales orientales. Y La India María con su pavo. Y pavo real peluche.
  • Diligencia 1901 La Coruña.
  • El único hombre que ha entendido a las mujeres. ¿Quién les salió? Tengo curiosidad.
  • Eliza es la genio del disfraz sin par.
  • En qué se inspiro Mary Shelley para escribir el último hombre. Pues no lo se.
  • Erótica falangista. Juro que este es un tema que me intriga y lo investigaré. Si saben algo, aporten, por favor.
  • Frases para facebook de superación e imágenes de superación.
  • Historieta del fundamentalismo. Así, tal cual.
  • Jorobadas desnudas. Juro que esta búsqueda me fascina.
  • La furia de sicalipsis. ¿¿¿??? Se que me enfurezco a menudo, pero...
  • Las profecías. Enigmático.
  • Oskar guardará durante toda su vida el trapo manchado de. ¿¿¿¿¿????
  • Plutarco elías calles isadora duncan amores. Si el río suena...investigaré.
  • Portadas en color sepia de tradiciones y costumbres de los pueblos
  • Ruso amigo de chabela vargas muerto en df. ¿¿¿???
  • Vestuario de danza cristiana para mujeres


Entre otras...

Pues eso, amigos, no se olviden de votar.



lunes, 6 de agosto de 2012

El escenario te tiñó las canas: D.E.P Chavela Vargas

No acostumbro a escribir obituarios, pero la ocasión, tristemente, lo merece. Hoy 5 de Agosto de 2012 ha fallecido Chavela Vargas, una mujer que, según un amigo "más que cantar, lloraba" y cuya muerte me apena más de lo socialmente permitido para un desconocido. Chavela era, posiblemente, el último icono vivo de ese México lindo y querido que tanto me, que tanto nos, que tanto les gusta, aquel México de Frida y Diego a quienes ella tanto quiso. Se lo dejo en unas palabras de Elena Poniatowska, otra mexicana de pro:
Era un México pequeño, accesible, cálido, en el que se daba esa "cultura del encuentro" como la llamaba Sylvia Navarrete, los amigos llegaban a sentarse en un café a platicar. En el Sanborn's de la Casa de los Azulejos desayunaban Catita Sierra, Andrés Henestrosa, el Chato Noriega (...) México era una piñata llena de sorpresas y todos podíamos darle sin perder el tino. El país, recién salido de la revolución, florecía. La región más transparente sería la cuna de las artes. El orgullo de ser mexicano se mecía en la vestimenta de las mujeres, en los antojitos, moles y aguas frescas, en las colecciones de arte prehispánico, en el Tamayo’s pink, en el azul añil de la casa de Frida Kahlo, en el rigor de Luis Barragán, en los ángeles de papel de china que pintaba Chucho Reyes Ferreira en un dos por tres. José Vasconcelos había inventado la raza cósmica, ser moreno era una distinción, Dolores del Río lo confirmaba y los nuevos programas de educación ensalzaron al indígena, la visión de los vencidos fue la que prevaleció. Emiliano Zapata y Francisco Villa, grandes héroes populares, tenía un sex appeal que se prolongaba en los nuevos revolucionarios.

Posiblemente muchos de ustedes conozcan la vida y la obra de la Chavela. Chavela merece estar en Sicalipsis Now no por ser mujer, no por ser lesbiana, o por ser mexicana (parece que sea una constante en este último año); Chavela merece aparecer aquí porque Chavela fue el cambio: cuando la ranchera era un género masculino, cuando las mujeres decentes llevaban faldas largas y las indecentes las llevaban cortas, Chavella llevaba sus pantalones y cantaba las mismas canciones que los hombres, fumaba, se emborrachaba y se metía en peleas. Chavela salía con su gabán rojo, con su pistola, y cantaba las sandungas, las lloronas, y las macorinas. Y se bebía todo el tequila de México.

Fue José Alfredo Jiménez (el rey), quien le compuso muchas de sus canciones, el que la llevó a la música, primero a las calles y luego a los estudios: para entonces, Chavela, que nunca había sido especialmente bonita, tenía ya 40 años, era 1961, y el mundo deseaba y esperaba a una mujer libre, independiente, aunque sufridora, y que llevara, no solo literalmente, los pantalones. Chavela no tuvo una juventud fácil y eso le daba más puntos para con la intelectualidad. Chavela se convirtió así en un paradójico icono de la tradición, del México del tequila, las Lloronas y los narcos, pero a la vez era también la voz de la modernidad. Como (acaba) de decir Joaquín Sabina, "Chavela no vendía una voz, vendía un estilo": Chavela prescindió del mariachi y su tono festivo, y dotó así a las rancheras de un tremendo, aunque intrínseco, tono desolador.


Chavela siguió cantando hasta sus últimos días, hasta las últimas semanas. Fue España, mi país, el lugar donde dio su último concierto, tocando su nuevo disco con poemas de García Lorca. No se si esto debiera ser una ofensa o un honor, pero cuando Joaquín Sabina le cantaba aquello de "que el fin del mundo te pille bailando, que el escenario me tiña las canas" parecía una especie de profeta: Chavela muere hoy a los 93 años, después de una vida larga y completa, habiendo conquistado naciones, corazones y reconocimientos.

Cuando pienso en Chavela, me acuerdo de ese "tal José Alfredo" que también conocía Sabina (y que al fin, y al cabo, es también como le conocieron muchos de los que ahora me leerán), y no pienso en un rey, sino en una reina (fíjense en la letra si no la conocía). Les dejo con la música, que a fin de cuentas es lo que importa:


Yo sé bien que estoy afuera 
pero el día en que yo me muera 
sé que tendrás que llorar 
Llorar y llorar 
llorar y llorar 
Dirás que no me quisiste 
pero vas a estar muy triste 
y así te vas a quedar 
Con dinero y sin dinero 
hago siempre lo que quiero 
y mi palabra es la ley 
no tengo trono ni reina 
ni nadie que me comprenda 
pero sigo siendo el rey 
Una piedra del camino 
me enseñó que mi destino 
era rodar y rodar 
Rodar y rodar 
rodar y rodar 
Después me dijo un arriero 
que no hay que llegar primero 
pero hay que saber llegar 
Con dinero y sin dinero 
hago siempre lo que quiero 
y mi palabra es la ley 
no tengo trono ni reina 
ni nadie que me comprenda 
pero sigo siendo el rey.



La mayoría de culturas precolombinas creían que sus dioses habitaban en las montañas, por eso colocaban ahí sus santuarios, y cuando no podían, les construían montañas artificiales (las pirámides de plataformas) para acercar su morada a las ciudades. Justamente, Chavela se fue hace unos años a vivir junto a un cerro, el Chalchi, en Morelos, y allá, entre chamanes le vino le inspiración: poca gente, si alguno, saca un disco a los 93 años. 

Porque se puede vivir deprisa, pero no hace falta morir joven.