martes, 8 de noviembre de 2011

Valentine de Saint Point, de futurista lujuriosa a rosa púrpura del Cairo


Nacida en Lyon en 1875 como Anna Jeanne Valentine Marianne de Glans de Cessiat-Vercell, es un caso singular. Más mujer de letras que de pinceles, es principalmente conocida por ser la primera mujer que redactó un manifiesto futurista (Manifiesto de la Mujer Futurista, 1912), así como por sus importantes contribuciones al arte y concepto de la performance: ya en 1913, con sus Métachories, propone un tipo de arte total. 

Toda una dama de la Belle Epoque.

Figura eminente de la Belle Epoque parisina, se casó varias veces. En 1900, siendo una ilustrada viuda de 24 años, se muda a París, donde se casará con Charles Dumont, futuro ministro. En 1902 abrirá un salón literario en el que confluirán Gabriele D’Annunzio, Rachilde, Natalie Clifford Barney, Auguste Rodin y Alfonse Mucha (para los que posará, casi desnuda, suscitando un gran escándalo), además de Ricciotto Canudo, a quien se unirá sentimentalmente casi de por vida luego de divorciarse de su marido. 



Gracias a la influencia y amistad de Rodin, comienza a ser tenida en cuenta en los círculos artísticos, circulando sus numerosas poesías con relativa celeridad (pondrá letras, además, a composiciones de Claude Debussy o de Maurice Ravel), introduciéndose gracias a su amante en los círculos futuristas, publicando para varias revistas; en cuanto a su obra plástica, llega a exponer en el Salon de los Independientes de 1911 a 1914. Consagrada al teatro durante estos años, escribe entre otras obras, su trilogía "El Teatro de la mujer" (1910), fuertemente crítica. 

Consciente de que algunas de las ideas del Manifiesto Futurista eran misóginas, publicó en 1912 el Manifiesto de la Mujer Futurista (click para leerlo, en español), donde aborda el tema de la lujuria como "fuerza", inherente a la mujer combatiente. Desarrollará este tema al año siguiente, con el Manifiesto futurista sobre la lujuria (hagan click para leerlo, en español), para en 1914, desentenderse completamente del movimiento: "No soy futurista ni jamás lo he sido; jamás he pertenecido a ninguna escuela"Durante 1913, año de sus Métachories, publica su obra junto a la de Apollinaire, Léger, Salmon o Kissling, y comienza a reflexionar sobre el teatro y la danza femeninas (viéndose influida tanto por la moda eminente de las danzas serpentinas de Loïe Fuller, como por las rupturas de Isadora Duncan). 





Durante la Guerra, de la que se mostró partícipe, viajó por numerosos puntos del mediterráneo, y llegó a presentar sus Métachories en Nueva York, sin mucho éxito, pero su eminente figura intelectual se desvanece de la escena parisina. Durante sus últimas décadas, vivió en Marruecos, Jerusalén, Siria y Egipto (país al que le prohibieron la entrada por considerarla una integrista islámica antioccidental), confiada también aquí al pensamiento intelectual, y a la enseñanza, pretendiendo crear una escuela panmediterránea teosofista.Ya en 1918 se había convertido al Islam, y de hecho, está enterrada en un cementerio de el Cairo como Rawhiya Nour-el-Dine ("Zelatriz de la Luz Divina").



Esto es únicamente una breve nota biográfica. Si ha suscitado su curiosidad, aquí tienen unos cuantos links (aunque poco más encontrarán en internet, ya se lo digo). 

Al fin y al cabo, ella si que fue una musa púrpura (así la llamaba D'Annunzio), una rosa púrpura del Cairo.

3 comentarios:

  1. No tenía ni idea de esta señora. He empezado a leer su manifiesto pero he tenido que dejarlo. Demasiado para mi. Y al final, cuando he leído que se convirtio al Islam ya ha sido excesivo. Otra vez sera.
    Un saludo madame.

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  2. Me uno al Retronauta en mi ignorancia del personaje y en la consideración del manifiesto como "demasiado para mi". Valentine de Saint Point, de todos modos, necesitaba una revisión y te agradezco el habérmela dado a conocer. El futurismo, entre todos los ismos que son y han sido, probablemente es el que peor haya envejecido y el que más antipático resulte hoy en día, sobre todo si eres mujer. Esa defensa de la guerra, la virilidad, la violencia,... en fin, todo un puntazo la señora Saint Point, tal y como su nombre indica.

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  3. Les respondo por fin a los dos.
    Antes de nada, decirles que yo no entiendo a esta señora (de la vida díscola de la Belle Epoque, que muy bien me parece, a volverse prácticamente una integrista islámica: para mí no tiene ningún sentido).

    Como dice la señorita Nostálgica, el Futurismo ha envejecido muy mal, y esto es una tremenda injusticia: plásticamente, fue uno de los movimientos más revolucionarios; temáticamente (la ciudad, la velocidad, la novedad, y en definitiva, la modernidad)sigue incluso invadiento nuestras pantallas; y en cuanto a su visión de la mujer, es hasta más halagadora que la de muchos expresionistas y surrealistas. El problema fue, efectivamente, esta pronta (y para mí, muy injusta) asimilación de Futurismo = Fascismo, porque en verdad proponía cosas muy interesantes (por ejemplo, hay un manifiesto futurista del vestido, que no se si andará por internet, pero ya lo escanearé y traduciré cuando pueda). Quizás los rusos, en el bando opuesto hicieran un mejor uso de sus presupuestos. =)

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